Se puede afirmar que alguien aprendió algo cuando lo incorpora como conducta concreta y habitual frente a un problema que antes no podía resolver. Y esto es tan cierto para las matemáticas como para la gestión empresaria, el trabajo en equipo o la atención al público.
En otras palabras, escuchando con atención, tomando notas y leyendo apuntes se pueden adquirir conocimientos, pero de ahí a trasladarlos al trabajo cotidiano hay una distancia importante.
Existen numerosas técnicas y herramientas que buscan ayudar a que la gente logre atravesarla. La variedad es llamativa: desde disciplinas que explican cómo cambiar modelos mentales para ver la realidad de otro modo y técnicas para reflexionar sobre cómo construimos obstáculos con nuestra manera de hablar hasta actividades de simulación de toma de decisiones, o de un día de trabajo en una oficina virtual.
El objetivo común que persiguen es trasladar lo aprendido del ámbito de la mente al de la conducta cotidiana. Del amplio abanico de herramientas, se presentan aquí dos opciones.
Por un lado, la capacitación outdoors (al aire libre), que propone jornadas de actividades físicas individuales y grupales -saltar, trepar, utilizar sogas y otros elementos-. El objetivo es experimentar en el cuerpo la posibilidad concreta de resolver desafíos que parecen imposibles.
Según afirman los especialistas, una vez que esa certeza se instaló físicamente, trasladarla cual metáfora a la vida profesional es sólo un paso.
La participación grupal en la resolución de estos desafíos es un elemento constante. La intención es que la coordinación grupal y el diálogo entre los miembros se experimenten concretamente como la salida más efectiva para lograr objetivos.
Otra de las técnicas que buscan lograr el aprendizaje es la utilización de dramatizaciones realizadas por actores durante las actividades de capacitación.
Como introducción a un tema o como síntesis de aplicación de lo aprendido, el recurso actoral permite que la gente interactúe con situaciones cercanas a la realidad, se involucre y participe en ellas sin la presión que genera, por ejemplo, exponerse a un role play.
La posibilidad de proyectar situaciones y conflictos vividos hace que la gente termine participando en las escenas casi sin darse cuenta.
En ambos casos, los que saben recomiendan ajustar la utilización de las técnicas descriptas al objetivo concreto de la capacitación, a sus asistentes y a la cultura de la empresa a la que pertenecen.
www.lanacion.com.ar11/05/99