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A medida que la ciencia progresa notamos que las diferentes disciplinas que la conforman se aproximan entre sí y se fecundan. Así sucede en el campo del aprendizaje permanente y en la educación continuada.

Por razones históricas los psicólogos estudiaron con mayor detalle los procesos del aprendizaje en los niños y en los jóvenes de edad escolar más que en los adultos o en los viejos. Pero asistimos hoy a una expansión de los estudios sobre el aprendizaje en todas las épocas de la vida, y el estudio riguroso del desarrollo cognitivo, emocional, moral, social, espiritual del individuo no se limita más al par de décadas asignadas a una educación formal.

Este interés coincide con cambios profundos en las sociedades más desarrolladas, donde la longevidad de la población sigue aumentando y será menester desplegar una serie de ayudas, instrumentos e intervenciones, muchos de ellos aún en construcción, para asegurar la calidad del desarrollo de la persona humana en todas sus etapas.

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Investigadores como Jutta Heckhausen , de la Universidad de California, han creado un nuevo modelo conceptual para interpretar y predecir los cambios personales a lo largo de la vida. Percibimos cambios de motivación en nuestras actividades, muchos intereses desaparecen y surgen otros nuevos. Se pueden distinguir dos tipos: el control primario, dirigido directamente hacia el medio externo, y el control secundario, que se refiere a los procesos internos para lograr un fin.

Se suceden en la vida, según este modelo, ciclos de "enganche" y "desenganche" con los objetivos que nos hemos propuesto. Esto se verifica cuando tomamos conciencia de haber pasado un límite de tiempo para cumplir un objetivo.

Usamos ciertos tipos de compensaciones que amortiguan las consecuencias del fracaso o de la pérdida y permiten construir nuevos objetivos. Son medidas de "autoprotección" indispensables en cada ciclo vital, que se aplican en todas las transiciones de momentos favorables a desfavorables de nuestra historia personal.

Conviene tomar nota de estas investigaciones, cuyas aplicaciones en la educación permanente se harán cada día más palpables. Por ejemplo, un adulto puede siempre aprender una nueva lengua con una instrucción adecuada, una nueva disciplina científica si se lo propone, una actividad artística que había dejado de lado por falta de tiempo, un nuevo trabajo profesional como desafío. Para ello deberá abandonar la búsqueda de ciertos objetivos y encarar frontalmente otros nuevos. Renovarse es vivir.

Por Antonio M. Battro

www.lanacion.com.ar 01/12/02