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Las relaciones laborales actuales pueden provocar insatisfacción y presión en diferentes momentos de la carrera profesional. Esto dependerá de las exigencias a las que los trabajadores estén expuestos en sus tareas cotidianas. Y estas exigencias pueden llegar a provocar el síndrome del burnout, que es una etapa avanzada del genérico estrés laboral.

Este síndrome de desgaste profesional fue descripto por el psiquiatra Freudenberg por primera vez en 1974, para referirse a los problemas de los trabajadores de los servicios sociales.

Tres años después, tras los estudios de los investigadores Maslach y Pines, el término cobró el sentido psicológico que perdura hasta la actualidad: el burnout es el nombre del síndrome de agotamiento emocional y reducción de la capacidad personal que padecen, fundamentalmente, los profesionales que están en permanente contacto con público y se ocupan de ayudar a las personas.

 

Esto sucede en empleos donde las tareas cotidianas implican una alta carga emocional, como el caso de los trabajadores de la salud y la educación.

Mirta De Andreis, licenciada en Ciencias de la Educación y docente de la Universidad de Morón, detalla: "El burnout se manifiesta a través de cansancio físico y emocional, despersonalización, depresión, ansiedad desmedida, abandono de la realización personal, cefaleas, trastornos gastrointestinales e insomnio".

"Suele decirse -destaca la especialista- que este síndrome muchas veces es el precio de ayudar a los demás."

Cómo prevenirlo

No existen formulas sencillas para prevenir el desgaste profesional.

Es fundamental limitar la sobreexigencia laboral y las presiones cotidianas. De Andreis al respecto explica: "Los trabajadores deben aprender a delegar responsabilidades y aprender a decir no a los compromisos que no podrán cumplir". Se debe evitar la confusión que existe entre un desafío laboral y una potencial situación de estrés.

"La primera puede ser la posibilidad de alcanzar un logro y la segunda, la consecuencia del agotamiento y la frustración por abordar una actividad que no podría ser realizada satisfactoriamente" sostiene De Andreis.

Un gran riesgo

Si no se diagnostica correctamente, los síntomas se acentúan, llegando a producirse alteraciones importantes de la conducta en cuanto a salud mental y enfermedades físicas, que pueden llevar incluso a la muerte.

A pesar de esta realidad, el síndrome no está explicitado en la legislación laboral vigente.

"Hay un vacío legal, que se extiende en general a todos los países. No hay datos fiables ni estadísticas reales sobre los trabajadores que padecen este síndrome y esto sucede porque no es sencillo demostrar la relación existente entre la causa y el efecto", advierte De Andreis.

www.lanacion.com.ar 03/12/06