Imprimir

AÑATUYA, Santiago del Estero.- A Carina Andrada, de 25 años, nacida en Añatuya, distante 200 kilómetros de la capital santiagueña, se le llenan los ojos de lágrimas y se quiebra por unos segundos al recordar su niñez y el maltrato al que la sometía su padre. Pero, luego, se repone y, con la misma fuerza con que crió y sigue criando a sus dos hijas: Gimena, de 8 años, y Guadalupe, de 5, cuenta cómo un grupo de personas, bajo el nombre de Asociación Civil Haciendo Camino, le cambiaron la vida.

Gimena y Guadalupe se están recuperando de un cuadro de desnutrición, y hoy, si bien están dentro de lo que los médicos diagnostican como bajo peso, están muy lejos de otros cuadros que podrían demandar internación.

Carina, como otras madres que son asistidas y contenidas por Haciendo Camino, pudo cambiar su realidad. Su antiguo rancho es ahora una casa de material a la que todos los días trata de agregarle algo para el bienestar de sus hijas. Y lo consigue con algunas cosas que elabora, producto de sus estudios de corte y confección.

Otra mujer, también de 25 años, juega con Gimena y le pide que le muestre la repisa nueva que está en su habitación. Se llama Catalina Hornos, una porteña de Barrio Norte, que eligió cambiar su quizá cómoda realidad para ayudar a estas madres y niños, junto con un grupo de amigos con los que dieron forma a Haciendo Camino, de la que Catalina es presidenta.

En 2006, Catalina estudiaba psicopedagogía y llegó a Añatuya como voluntaria en una escuela hogar. Al ver la durísima realidad de tantos chicos en situación de abandono, desnutrición y pobreza extrema, decidió convocar a sus amigos de la Capital y formar así esta asociación, que acaba de inaugurar su nuevo centro y de tomar aquí la franquicia de la Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin), la Fundación que preside el doctor Abel Albino, candidato al premio Nobel.

Catalina camina por el barrio La Merced , uno de los más pobres y postergados de Añatuya. A su paso, salen decenas de criaturas que se le cuelgan, la besan y demandan su atención para algún juego.

La historia de Natalia no es muy distinta de la de Carina: maltrato infantil por parte de su padre, infancia difícil y un futuro mucho más esperanzador desde que está inserta en Haciendo Camino.

Catalina define la desnutrición como un "Dominó Rally: vos tirás una ficha y las demás caen solas. En cambio, en un niño desnutrido tenés que ir tirando esas fichas una a una. En el jardín, una ficha; en la primaria, otra ficha, y así. En cambio, en el chico bien alimentado, basta con sólo tirar la primera, lo demás se va solo", dice.

En la zona del centro de Añatuya, paradójicamente, es donde se encuentra uno de los cuadros más duros. Allí vive la familia Vázquez. La pobreza, el hacinamiento y la falta de alimentación son un denominador común. Basta con ver a Alba Vázquez y a su hija Fátima, de 9 años. Alba dice tener 53 años, pero los golpes de la vida la muestran de 70. La familia Vázquez también recibe la ayuda de la asociación y Alba participa de los talleres que se dictan. Y relata que progresa.

Agustín Viola, miembro de Haciendo Camino y coordinador del programa Conin, cuenta: "No alcanzan la atención, el seguimiento y darle de comer al chico. Hay que sumar la educación y la formación de la madre. Con los talleres -dice- buscamos una salida laboral para las madres".

Haciendo Camino acaba de dejar inaugurado su nuevo centro.

"Es crucial que la clase política y dirigente ponga en su agenda, en su plataforma y en su idea de gestión el combate a la desnutrición. Así como se habla de seguridad, de trabajo, de economía y de tantas cosas, la desnutrición debe estar en una parte primordial de la agenda política", aseguro Albino, durante el acto de inauguración.

Haciendo Camino nació en 2006 y cuenta con 18 miembros activos. Recibe donaciones y aportes para becas estudiantiles para niños indigentes.

www.lanacion.com.ar 25/11/09