Imprimir

La deserción universitaria aumenta en la Argentina, por lo cual es urgente analizar en profundidad sus causas para reducir las cifras de abandono

La Universidad ha ido asumiendo una función cada vez más determinante en las posibilidades de crecimiento y expansión de las naciones, por todo lo que implica el conocimiento como potencial de desarrollo en un país en el cual las generaciones de graduados van construyendo una sociedad más rica en capacidades para la acción y el porvenir de sus miembros. Por lo tanto, es lógico y necesario el esfuerzo de los países por promover el avance de sus altas casas de estudio y seguir de cerca su evolución.

En ese sentido hay coincidencia en aspirar a un continuo incremento del número de alumnos en ese nivel, sin reducir las exigencias que reclaman el saber y la calidad del profesional que se forma.

Sobre esas bases conceptuales, un dato muy significativo de las expectativas que hoy concentra el estudio superior está representado por el número de sus estudiantes. Entre l970 y 2010, la población de alumnos universitarios creció en el mundo de 28 millones a 170. Si bien ese notable aumento es digno de ser destacado, la cantidad no basta y es menester comparar el número de ingresantes con el de egresados a fin de apreciar la consistencia de los logros alcanzados. En este sentido, hay países de índices muy elevados, como Japón (91% de graduados) y Reino Unido (79%). En América latina, los índices son más moderados, pero positivos en México (61%) y en Chile (59%). Brasil llega al 50% y nuestro país sólo al 27%, cifra insatisfactoria sobre un universo de 807.563 alumnos considerados. Un dato adicional de interés es que en las universidades privadas argentinas el índice es del 40%, mientras que en las estatales es del 23%. La fuente de información es el Centro de Estudios de la Educación Argentina de la Universidad de Belgrano.

El tema de la deserción universitaria preocupa desde hace tiempo y es menester persistir en el análisis de las causas que influyen a fin de adoptar medidas concretas que reduzcan tan ingratas cifras de abandono de los estudios. En este plano hay antecedentes citados a menudo para explicar el porqué de tantos fracasos. Como respuestas parciales a esa pregunta puede citarse, en primer lugar, el hecho de que muchos estudiantes trabajan (en la UBA, el 67%), lo que reduce el tiempo de estudio y alarga la carrera o desalienta para seguirla y, en segundo término, que el 40% de los cursantes del Ciclo Básico Común abandonan antes de aprobar siquiera las materias comunes. Afectan, además, la falta de métodos y de hábitos de estudios, como también de un nivel de aprendizaje suficiente para avanzar en estudios superiores; la carencia de orientación vocacional, necesaria en un tiempo en que las numerosas opciones de carreras universitarias provocan más incertidumbres para elegir.

Buena parte de las razones aludidas reclaman una relación mayor entre escuela secundaria y universidad, interacción que construya una positiva comprensión de la realidad que deberá afrontar el alumno al transitar a los estudios superiores y un mejor dominio de los recursos indispensables para avanzar exitosamente en ese nivel.

www.lanacion.com.ar 18/06/13