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La actividad mental intensa, especialmente de naturaleza intelectual, sostenida a través del tiempo, parece conferir al cerebro una suerte de protección contra el deterioro cognitivo fisiológico y, quizás, retardar la aparición de síntomas vinculados al Alzheimer. Por ello, posee un significado especial el tratar de entender la mecánica del funcionamiento cerebral de un gran maestro como Víctor Korchnoi, que, a sus flamantes 80 años, conserva una notable lucidez y habilidad en el juego. Los conceptos de "reserva cerebral"  y  "reserva cognitiva" han sido elaborados para intentar arrojar luz en la comprensión de estos fenómenos.

El primero, hace hincapié preferentemente en los factores innatos, tales como tamaño cerebral, densidad sináptica, número de neuronas, interconexiones entre diferentes sectores del cerebro, etc. La abundancia de estos elementos operaría como un factor de compensación ante la eventualidad de enfermedades que afectan las habilidades cognitivas. En tanto el segundo se relaciona básicamente con la inteligencia, definiéndose ésta como la capacidad de adaptación a un medio cambiante mediante el empleo de todos los dominios mentales, orientados hacia la resolución de problemas y toma de decisiones. Es posible que el cerebro de este gran ajedrecista sea un ejemplo acabado de este escenario complementario entre lo innato y lo adquirido. Tal vez otros factores, como la personalidad, poco comprendida, pero que nos hace diferentes unos a otros; signifique un plus en el cerebro de Korchnoi que junto con su buena salud deben ser la base de su longevidad ajedrecística".

Miguel Ángel Pagano *
Dr en Medicina y Profesor Adjunto de Neurología de la UBA.

www.lanacion.com.ar 24/03/11