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El emprendedor, junto a tres compañeros de la facultad, creó una herramienta de lectura artificial para ciegos

Manuel Díaz Ferreiro se reconoce parte de un equipo horizontal que completan Julián Guerrero (26), Mariano Lescano (30) y José Ribodino (29). Se conocieron en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Córdoba, donde se hicieron amigos y donde, por primera vez, tuvieron un proyecto en común. La continuación fue más que un ejercicio. En el bar de esa casa de estudios crearon una idea de negocio con impacto social: un dispositivo tecnológico que ayuda a "leer" a los ciegos.

Validaron la idea con fundaciones y potenciales usuarios, y agregaron un estudio de campo en el que hallaron que alrededor del 5% de la población padece algún tipo de dificultad visual severa, grupo que conformaría su target objetivo. Pero además, cuenta Díaz Ferreiro, por un diagnóstico de dislexia en su círculo familiar vieron que el 10% de la población que padece este problema también podría sacar provecho del dispositivo.

De a poco concentraron su tiempo y esfuerzos -incluso económicos- en llevar a cabo la idea. Y fue con el apadrinamiento de especialistas que lograron presentar su iniciativa en la universidad y conseguir fondos para realizar el prototipo. Desde 2015 se volvió full time.

En el mercado existen dispositivos similares, como All Reader, Simón, Excalibur o Blaze. Díaz Ferreiro asegura que "no existe en el mercado un producto que integre todas las soluciones a las necesidades de usuarios, docentes y fundaciones vinculadas a la problemática planteada; muchos tienen funciones separadas, como la conversión de texto a voz, o la detección de la denominación de los billetes, pero no lo integran en un dispositivo".

Además destaca la escasez de estos dispositivos en español y los costos elevados. "Por último, la mayoría de estos dispositivos necesitan conexión a Internet, lo cual por los problemas de conectividad en países como éste resulta un problema", distingue.

"Procer", como lo llamaron, se define como un dispositivo portátil de lectura artificial, capaz de convertir texto impreso a voz para personas no videntes y disminuidos visuales. Permite, por caso, "determinar la denominación de los billetes y extraer información relevante de las facturas de servicios", describe el vocero del grupo. La imagen puede tomarse desde una cámara incorporada, un escáner portátil o incluso desde un pendrive. "Permite exportar los documentos digitalizados en formato texto, audio o PDF, y tiene una serie de herramientas que son importantes de destacar como la generación de resúmenes para estudiantes, la posibilidad de modificar la velocidad de lectura, el desplazamiento por párrafo, oración o incluso deletrear la palabra, y todo esto se puede hacer sin necesidad de conexión."

Los emprendedores que forman parte de la Incubadora de Empresas de la universidad cordobesa resultaron ganadores de un concurso que BIC realizó con la plataforma de crowdfunding Ideame y Emprear, y ahora compiten en Naves del IAE. "Creemos en el uso de la tecnología para mejorar la calidad de vida de las personas y en eso trabajamos todos los días."

Profesión: ingeniero en computación

Empresa: Procer

Edad: 30 años

El grupo de jóvenes cordobeses pronto saldrá al mercado y busca financiamiento para bajar el costo a unos US$ 50.

Luján Scarpinelli

www.lanacion.com.ar   27/06/16