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La literatura infantil y juvenil argentina no sólo crece en volumen, sino que se modifica: a los nuevos formatos -libro objeto, libro álbum- se suman géneros como el teatro, la poesía y formas experimentales, dirigidas a un pequeño lector más informado, menos ingenuo y que demanda un estilo directo. Sin embargo, persisten temas que cuesta abordar, como la sexualidad, la pobreza, la melancolía, el maltrato.

Así lo sostuvieron la escritora Adela Basch, editora de Abran Cancha; el ilustrador y escritor Diego Bianchi, al frente de Pequeño Editor; la ilustradora y escritora María Wernicke, y el escritor e ilustrador Emilio Saad, en un encuentro organizado por LA NACION en el marco de la Feria del Libro Infantil, que hoy cierra su 20a. edición.

Los autores no sólo coincidieron en la dificultad aún de la sociedad para adentrar a los más chicos en ciertos temas, sino también en lo poco adecuado de las estrictas segmentaciones por edades que propone el mercado a la hora de elegir un libro para chicos.

Bianchi: -Me interesan los libros que no necesariamente se pueden clasificar en una edad determinada.En Pequeño Editor influenciamos nuestro imaginario con cosas que provienen del imaginario infantil, pero que no son exclusivas del niño. El imaginario infantil también puede ser propio del adulto y eso es lo que a mí me interesa.

Saad: -Es muy difícil establecer fronteras entre la literatura juvenil y la adulta. Libros de autores como Charles Dickens o Mark Twain son ejemplo de ello.

Wernicke: -No puedo decir que tal libro es infantil o juvenil. Me resulta más sencillo decir cuál no considero que sea para un niño por la forma en que aborda un determinado tema.

-¿Piensan en algún lector en particular al trabajar?

Basch: -Pienso en un lector como entidad constituido por los chicos que conozco, y por los adultos que conozco y que siguen manteniendo una parte abierta a la sorpresa. Es un lector que tiene la frescura de una mente que todavía no fue pasada por la máquina social que te hace homogeneizar todo y que tiene cierta capacidad de reflexión que se suele atribuir a los adultos. Es un lector abierto y no es ingenuo.

Wernicke: -Desde mi hacer no estoy pensando en un chico. Trato de estar cada vez más atenta a lo que siento y poder trasmitirlo.

-¿Hay temas que están siempre vigentes?

Wernicke: -Los temas básicos e interesantes que me conectan con la escritura son siempre los mismos: la vida, la muerte, el amor, la amistad.

Saad: -La literatura juvenil siempre implica la aventura y cierta mirada iniciática sobre la vida y la aventura de vivir. Yo escribo mayormente novela histórica juvenil y los temas me remiten al siglo XIX. Pero, hoy, la forma de generar cierta sorpresa o asombro cambió y hay que presentar de otra manera los mismos conflictos.

En su novela juvenil La casa de las ánimas , Saad recorre un tema poco tratado, como el de la ruptura entre Buenos Aires y la Confederación , donde no falta la sorpresa y la emoción.

-¿Hay temas que son tabú?


Bianchi: -La sexualidad sigue siendo un tabú. Ahora estamos trabajando un texto en la editorial que habla sobre un chico de la calle. Pensamos que nos vamos a arriesgar porque cuando la gente ve algo con lo que no se identifica del todo no lo hace suyo. Pero somos gestores culturales y tenemos una responsabilidad, por lo cual pienso que los editores deberíamos abrir estas temáticas nuevas y no sólo editar lo que da dividendos económicos.

Saad: -La droga también es un elemento que no aparece.

Basch: -El maltrato y el trabajo infantil, los temas que tengan que ver con una sexualidad que no sea la supuestamente canonizada como la normal, el hecho de que la sociedad pone como valor esencial la rentabilidad y el lucro por sobre el bienestar de las personas, todo esto cuesta abordarlo. Aunque acá tenemos más libertad para hacerlo que en otros países. Y a veces no es que las editoriales quieran censurar, sino que necesitan ser aceptadas por el adulto mediador y la escuela, de los cuales depende mucho el mercado de libros para chicos.

Wernicke: -He recibido algunas críticas acerca de mi trabajo diciendo que es melancólico, como si la melancolía no formara parte del mundo infantil.

Saad: -Hoy uno se dirige a un lector que está más enterado.

Basch: -Los chicos cambiaron y eso hizo que los que hacemos literatura también cambiáramos. Hoy pueden leer formas en las que se quiebra el tiempo o el espacio. Y me parece que se sienten más cómodos con un lenguaje directo y sintético. Y en un mundo como el de hoy no pueden interesarse en algo que no traiga innovación o la semilla potencial de una innovación.

Bianchi: -A mí me ha influenciado la poesía, que es un género que te permite decir muchas cosas con muy pocas palabras y esto va en favor de la imagen y del diseño en el caso del libro álbum. Para nuestra primera colección convocamos a poetas que no necesariamente provenían de lo que se llama literatura infantil, sino que volcaban su imaginario infantil dentro de su poesía.

Basch: -Mi editorial me permite dar un espacio a formas a las que les resultaría difícil, aunque no imposible, encontrar un lugar. En el mundo para chicos lo experimental no necesariamente está bien visto, lo cual tiene que ver con la poca comprensión que tenemos los adultos de sus capacidades.

www.lanacion.com.ar 31/07/10