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Juan, de 16 años, llegó a la escuela con el pelo teñido de azul fluorescente. "A este colegio no podés venir así. Te pido que vuelvas a tu color natural porque, si no lo hacés, tomaré las medidas correspondientes", le advirtió Marta, la rectora. Juan mantuvo su nuevo color de pelo y volvió al colegio acompañado por sus padres. Dijo sentirse discriminado. Marta repitió con firmeza su advertencia. Pero no la concretó. No estaba convencida de que fuera razonable aplicar a Juan algún tipo de sanción. 

El caso de Marta y Juan evidencia el problema con el que se encuentra gran parte de las autoridades escolares y que, según expertos y ex ministros de Educación, es uno de los mayores síntomas de la crisis del sistema educativo argentino.

"En la escuela -como en la sociedad- todo está en discusión, nada es evidente y hay mucho malestar porque no hay nada muy claro. Tomás una medida y vienen los padres a protestar, o el mismo directivo duda de la norma que tiene que aplicar", dijo Gustavo Iaies, director del Centro de Estudios de Políticas Públicas, en uno de los paneles del IV Foro por la Calidad Educativa Argentina, organizado por la asociación civil Proyecto Educar 2050 y realizado ayer en el centro de convenciones de la Universidad Católica Argentina. El Observatorio de Educación Básica Argentina registra que el 62% de los directores de escuelas primarias y secundarias del país tienen menos de cinco años de antigüedad en esos cargos. Esa misma antigüedad tiene el 56% de los maestros de primaria.

"La alta rotación de los directores muestra que los capitanes del barco, que son las figuras clave de las escuelas, no pueden aguantar la presión, que se hizo muy dura en los últimos años. Y si los capitanes no aguantan la pelea quiere decir que está muy difícil la vida en el barco, es decir, la escuela", dijo Iaies. Y explicó que el modelo de escuela vertical, ordenada y obediente "se desarmó" y "la nueva escuela requiere otros acuerdos y una mayor claridad".

Susana Decibe, que condujo el Ministerio de Educación durante siete años, en la década del 90, y desde entonces continúa estudiando el sector, afirmó que "a pesar de las normas y de la buena voluntad de los funcionarios, hay muchas señales de que gran parte del sistema educativo no tiene conducción" y que "muchas escuelas hacen lo que pueden, y otras, lo que quieren".

El momento actual, para Decibe, se define como el umbral "de reformas que no hemos hecho y que son muy duras de realizar", como la reforma de la formación docente.

"Lo que está en crisis es la estructura", dijo por su parte Andrés Delich, quien, al igual que Decibe y Juan José Llach, destacó los "esfuerzos" realizados durante la última década. Al referirse a los índices de deserción, bajo rendimiento e inequidad del sistema escolar, señaló que "estos números nos muestran que el sistema educativo ya dio lo mejor de sí". De ahí que, agregó, "lo que estructuralmente entró en crisis es el modelo del sistema educativo, que requiere repensarse sobre la base de otros objetivos y otro funcionamiento".

Coincidieron en que en los últimos años se dieron pasos positivos, como un crecimiento de la inversión, una recuperación de los salarios docentes y también un incremento en la planta de maestros y profesores. La gran pregunta es: ¿por qué, entonces, abandonan el secundario la mitad de los alumnos?, y ¿por qué el aprendizaje real es cada vez menor?

Para Llach en la actual situación de crisis del sistema, "claramente uno de elementos superadores tiene que ser la mirada a cada escuela, es decir, gobernar el sistema desde cada una de las escuelas y no desde una superestructuras burocráticas".

Indicó además que "para que se produzca una mejora importante es crucial que haya liderazgos fuertes". Destacó los esfuerzos realizados en los últimos tiempos e insistió en que se necesita que "haya muchos políticos que digan explícitamente que su prioridad es la educación".

Sobre la crisis de autoridad de docentes, padres y directivos, Iaies diálogo con LA NACION para trazar un diagnóstico. Dijo que en sus encuentros con personal docente de varias provincias constata que muchos adultos "no se animan a tomar una posición firme delante de los chicos". Recordó el caso de una preceptora a quien una alumna de cuarto año del secundario le preguntó su opinión sobre tener relaciones sexuales con dos varones al mismo tiempo. La preceptora no se animó a decirle que "eso le parecía una locura" porque no se sintió con autoridad para hacerlo. "Pero la alumna buscó su opinión y no la de una asociación de sexología; evidentemente la respeta y valora a ella", contó Iaies. Y añadió: "Adultos que tienen miedo de ser adultos hay muchos y los pibes se dan cuenta y por eso discuten todo y están hartos de que todo cambia y nada se mantiene en pie".

En voz alta

"Claramente uno de los elementos superadores tienen que ser la mirada a cada escuela, es decir, gobernar el sistema desde cada una de las escuelas"

JUAN JOSÉ LLACH

Ex ministro de Educación 1999-2000

"Lo que estructuralmente entró en crisis es el modelo del sistema educativo que requiere repensarse sobre la base de otros objetivos y otro funcionamiento"

ANDRÉS DELICH

Ex ministro de Educación 2001

La clave: comunicar, motivar y liderar

El directivo de escuela, que ejerce su función como verdadero líder, constituye el eslabón inicial de un círculo virtuoso.

La tarea de quien asume la conducción contagia, motiva, compromete a los docentes que conforman su equipo, y éstos, a su vez, transmiten un mensaje positivo a los padres, quienes de ese modo también comprometen a los distintos miembros de la comunidad vinculada a la escuela en cuestión.

Muchas veces el liderazgo de los directivos necesita pocas herramientas para consolidar sus virtudes. Una de esa herramientas es la simple comunicación.

Un director de escuela que es apoyado por un nivel superior en la gestión educativa mediante un proceso de seguimiento, que tenga como base la buena comunicación (con todas las vías modernas que hoy existen), ya es una ayuda extraordinaria que ellos valoran enormemente.

Así como en el mundo de las empresas vemos lo beneficioso de contar con una comunicación directa con los distintos tipos de "clientes" en el mundo educativo, ser escuchado, tener un canal para comunicación directa, es un apoyo de altísimo valor para el docente director.

Este liderazgo requiere tiempo y confianza. Un directivo de escuela necesita cierta autonomía para dirigir.

Es difícil ser líder si no se puede designar a los integrantes del equipo propio y también lo es si el presupuesto le es ajeno. Pero pese a estas complicaciones y pese a las dificultades disciplinarias, de funciones multitareas, hay directores héroes y superhéroes en el país que merecen ser imitados.

Un programa nacional que apoye, capacite y motive a los directivos de escuelas del país y que comience por los que tienen a su cargo las zonas más necesitadas contribuiría a la mejora docente y a su reconocimiento como llave indiscutible para la mejora de la educación argentina.

Empezar por los directores de estas escuelas es incluso más fácil porque son números absolutamente gestionables que, en virtud de ese círculo virtuoso que mencionaba antes, pueden contagiar a los cientos de miles de docentes comprometidos que tiene el país. De este modo, además, estaremos trabajando para que la cuna no sea el condicionamiento de un futuro mejor sino la educación el camino para alcanzarlo.

www.lanacion.com.ar 24/08/12