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Es evidente que tanto la estructura como los contenidos del Ciclo Básico Común de la UBA pueden y deben ser evaluados y modificados sobre la base de la experiencia recogida en el transcurso de tres décadas. Pero pensar que esos cambios deben consistir en la reducción de la exigencia de aprobar las seis materias que cada alumno cursa constituye un nuevo estímulo a la falta de compromiso con la formación que hoy se observa en todos los niveles educativos. El argumento de que se busca identificar aquellas materias que guardan una mayor relación con la carrera que cursa el alumno va en contra del objetivo de tender a una formación general con el que el CBC fue creado, en 1985. Entonces se intentó generar una instancia de nivelación y de introducción a los estudios universitarios, combinándola con una formación en algunas materias correspondientes a la carrera elegida. Esa flexibilidad facilitó que los estudiantes pudieran modificar su elección vocacional durante este ciclo. Junto con la formación general compartida por los alumnos de todas las facultades, esta movilidad dentro del CBC constituyó uno de sus mayores logros.

Es evidente que el fracaso al comienzo de los estudios universitarios está íntimamente ligado a la mala formación que brinda la escuela media. Si la mitad de los alumnos que completan ese ciclo no comprende lo que lee, es fácil anticipar lo que sucederá. Por eso, en su momento propusimos modificaciones del CBC orientadas a preparar y nivelar a los ingresantes con materias básicas. La compresión de textos, la lectura de obras clásicas y el conocimiento de los principios fundamentales de las ciencias exactas y sociales eran considerados en ese proyecto elementos esenciales para permitirles abordar problemas que hasta entonces no habían enfrentado.

Pero, pensándolo mejor, tal vez sea acertado considerar que aprobar las materias es una injusta traba para los alumnos, por lo que resultaría oportuno ampliar el reclamo. En realidad, como todas las materias de una determinada carrera constituyen una incómoda traba, las instituciones educativas podrían considerar la conveniencia de dar directamente los títulos sin tanta exigencia evitando así ser vistas como imponiendo filtros u obstáculos para el progreso personal.

Por Guillermo Jaim Etcheverry

El autor fue rector de la UBA

www.lanacion.com.ar  29/04/15