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Para la pregunta de cómo se disfruta un libro hay una sola respuesta posible: leyéndolo. Un mundo de conocimientos infinitos y de placer se abre para quien lee. Leer un libro es siempre una de las formas de ejercer con libertad nuestra capacidad de elección.

Como el próximo miércoles 15 se celebra en la Argentina el Día Nacional del Libro, es bueno referirse al tema en estas columnas. Esta celebración nació por iniciativa del Consejo Nacional de Mujeres, en 1908, a raíz del concurso literario que organizaba todos los años, y el entonces presidente Marcelo Torcuato de Alvear decidió extender ese festejo a todo el país, y destinarlo a actividades culturales y de difusión de los escritores nativos.

Hay que recordar que la ciudad de Buenos Aires ha sido distinguida como Capital Mundial del Libro 2011 -la Torre de Babel de los libros, obra de la artista plástica Marta Minujín, que engalana la plaza San Martín y es un deleite para todos los que la visitan-; también este año la tradicional Feria del Libro batió su propio récord en cantidad de visitantes.

En efecto, el interés por el libro y por la lectura no se ha perdido de ninguna manera en la Argentina. Sin embargo, algunas estadísticas marcan ciertas fallas en su distribución. Por ejemplo, según un informe de la Unesco de 2008 (A View Inside Primary Schools, con resultados obtenidos en la Argentina, Brasil, Chile, India, Malasia, Paraguay, Perú, Filipinas, Sri Lanka, Túnez y Uruguay), el 12,5% de los alumnos de cuarto grado en la Argentina no dispone de libros de texto para lectura o enseñanza de lengua, y el 23, 5% lo comparte entre dos, tres o cuatro alumnos. De allí que sea tan importante la tarea desarrollada por las bibliotecas populares y las organizaciones sociales, que siempre están atentas a solucionar las necesidades en esta materia y a solicitar donaciones de libros. En la Capital y en el resto del país existen maratones de lectura que se repiten todos los años. Quizás una de las más conocidas sea la que organiza en octubre la Fundación Leer, pero también está, por ejemplo, el programa de lectura solidario Leatón, de la Asociación Esclerosis Múltiple Argentina (EMA), que a través de la lectura busca unir a alumnos, padres, colegios y empresas. Hace unos días, también la Red Solidaria solicitó desde su muro en Facebook la donación de 27 títulos para que dos estudiantes del Profesorado en Lengua y Literatura para la Educación Secundaria en Formosa pudieran continuar sus estudios.

Compartir solidariamente con los otros nuestras lecturas y nuestros libros es seguramente una de las mejores maneras de celebrar el Día Nacional del Libro en la Argentina.

www.lanacion.com.ar 04/06/11