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La licencia por maternidad de Verónica Gagliardi terminó hace un año. Cuando volvió a la empresa, Uma, su beba, tenía tres meses. Las abuelas no estaban en condiciones de cuidarla y Verónica no quería llevarla a una guardería. La veía muy chiquita y se angustiaba con la idea de dejarla con alguien en su casa todo el día, sin poder verla hasta la noche. Al final, una amiga le recomendó una señora de confianza y con su marido decidieron instalar una cámara.

Así, mientras trabaja, Verónica accede por Internet a ver qué están haciendo Uma y la niñera. La mujer fue avisada de que había una cámara, aunque no sabe dónde está. Se le explicó que no era por desconfianza sino por seguridad. Los padres quieren estar más en contacto y al tanto de lo que hace su hija durante el día y a la niñera le pareció bien.

Cada vez son más los padres que toman medidas de este tipo para asegurarse de que sus hijos están bien cuidados por la persona que queda a cargo. El caso del bebe que fue maltratado y amordazado por las docentes de un jardín maternal en Chubut despertó la alerta. La preocupación y la indignación quedaron plasmadas en las redes sociales. Sólo en la ciudad de Buenos Aires hay unos 17.000 bebes de entre 45 días y dos años que asisten a jardines maternales, entre instituciones privadas y públicas, según datos del Ministerio de Educación porteño.

La gran preocupación de miles de padres es cómo saber que algo como lo que ocurrió en Chubut no está ocurriendo con sus hijos.

Los especialistas hacen ciertas recomendaciones muy especiales a la hora de elegir un jardín maternal, que recibe niños entre los 45 días y los 2 años.

"Como primera medida, les pedimos a los padres que pidan ver el certificado de inscripción de la institución en el Ministerio de Educación de la Ciudad", dijo a LA NACION Marcela Goenaga, directora de Educación Inicial del gobierno porteño.

"Todos los jardines maternales deben estar habilitados y registrados en la Dirección de Gestión Privada del Ministerio de Educación. De esta forma, son visitados regularmente, cada 15 días, por los inspectores. En cambio, si los padres eligen una guardería que no está habilitada, están corriendo innumerables riesgos, porque hasta que no exista una denuncia no se controlará. Allí cualquier cosa puede pasar", explicó Goenaga.

Pedir referencias de madres conocidas, hacer visitas sorpresivas al jardín y estar atentos a cómo reaccionan los docentes cuando un padre llega sin avisar. Ésos son algunos de los consejos que da la psicóloga Eva Rottemberg, directora de la Escuela para Padres.

"También hay que estar atentos a los cambios de conducta. En los más chicos, a pesar de que todavía no hablen, evidencian alteraciones en la alimentación, en el sueño y, sobre todo, en la piel. Los padres deben estar atentos a estos cambios", agrega.

No sólo es importante conocer el proyecto pedagógico del jardín, sino también evaluar cómo se pone en práctica. Cuando hay bebes debería haber al menos un docente o auxiliar cada cinco o seis niños. Para las salas de entre uno y dos años, un docente cada diez alumnos y sólo a partir de tres puede haber una maestra cada 25 chicos.

"Éste no es un dato menor. En muchas ocasiones, el maltrato empieza porque el docente a cargo se siente desbordado. Tiene muchos chicos, distintas edades a cargo y no da abasto. También es importante prestar atención a cómo es el trato entre los docentes y los directivos. Puede ser un dato", apunta el pediatra Diego Montes de Oca.

 

www.lanacion.com.ar 16/10/12