Asesoramiento y acompañamiento en la crianza y educación de los hijos.
Se brinda asesoramiento a los padres basadas en la crianza con apego y en la disciplina positiva.
Se asesora sobre los primeros aprendizajes otorgando una serie de pautas e informaciones respecto a los aspectos evolutivos, madurativos, sociales y espirituales que favorezcan el vínculo familiar y el desarrollo integral de los hijos.
Abordaje psicopedagógico integral del niño y su familia.
Se acompaña al niño desde el sufrimiento por sus dificultades de aprendizaje y se aborda la situación desde un enfoque holístico que tiene en cuenta su ser, su sentir y su hacer. Se trabaja desde el afecto y el vínculo con la familia y su vivencia en su trayectoria escolar.
La metodología de trabajo consiste en entrevistas con el niño, la familia y el niño junto a su familia.
Asesoramiento,formación e información sobre pedagogías alternativas.
Se brinda asesoramiento, información y formación acerca de las pedagogías alternativas.
Se brinda orientación y acompañamiento respecto a actividades que respeten el interés y el propio ritmo de aprendizaje de los niños basadas en las distintas propuestas que ofrecen las pedagogías alternativas.
El asesoramiento se brinda a familias y/o a grupos o instituciones...
A los 5 años, Marina Rizzo no pensaba que el ajedrez se iba a convertir en uno de los pilares de su vida. Ella sólo observaba cómo, por hobby, jugaban sus padres y hermanos. Partida va, partida viene, fueron ellos los que la terminaron anotando en un club de ajedrez en Concordia, Entre Ríos, su ciudad natal.
Su timidez y el hecho de que no empezara a hablar a la misma edad que otros chicos hicieron que los 64 casilleros blancos y negros, la atraparan. Nunca se aburrió del ajedrez. "En mi casa no había televisión, mis padres leían mucho y escuchan música clásica. Creo que ese ambiente, sumado a que era un juego en el que no había que hablar, favoreció a que lo eligiera", comentó Rizzo.
Hoy, Marina -gracias al ajedrez- es directora del taller El Caballito de Palermo, escuela para chicos de entre 4 y 12 años donde utiliza técnicas de aprendizaje -creadas por ella y el equipo de docentes que la acompaña- para enseñarles a los chicos el mundo de los alfiles, caballos, peones, las reinas y los reyes.
"El taller surge a causa de que en 1990 decidí dejar de competir y dedicarme exclusivamente a este juego que tanto me había dado. Entonces, en 1992 y tras hacer varios cursos, noté que lo que realmente me gustaba era enseñarles ajedrez a los más chiquitos", explicó Marina.
Así desarrolló una serie de recursos para que los chicos lleguen de una manera más fácil a conocer cómo se juega al ajedrez. "Había que buscarle la vuelta porque la capacidad de anticipar y el pensamiento abstracto se alcanzan a los 7 o 9 años, no a los 4. Con el método preajedrez, que es lo que estoy desarrollando, el niño puede aprender, en principio, el movimiento de las piezas y a ubicarse en el espacio, porque a los 4 años le resulta complicado moverse por diagonales o entender la lógica del movimiento del caballo", explicó Rizzo.
El taller de Palermo cuenta con una sala donde hay una réplica gigante de lo que es un tablero de ajedrez. Allí los niños juegan de a uno o en grupitos a la mancha ajedrez, al come come -que es una pieza que va capturando a otros- y, a su vez, escuchan canciones que los contactan con el movimiento de las piezas, sus formas y tamaños.
"En general hay muchos chiquitos que son traídos por los papás, porque a ellos les parece que es un juego que les enseña a pensar. Probamos si les gusta y si no, soy la primera en decirles a los padres, pero la experiencia indica que sí, que les gusta -sostuvo la directora-. Lo que valoro en las tres sedes del taller que armamos es el trato humano y el trabajo grupal que se hace con los chicos. Más allá de que vos le querés enseñar a un niño, lo principal es que hay que crear un clima afectivo para que pueda aprender."
Once horas duró el partido más largo de su vida. Representó en dos oportunidades al país, en las Olimpíadas de Grecia y Suiza. Todo lo que había aprendido por medio del ajedrez tenía que ponerse por escrito. Y así llegó el libro.
"Me lo propuso un gran maestro de ajedrez argentino, Daniel Hugo Cámpora, que creó su editorial en España y el primer libro que editó fue el mío. Mis primeros pasos en ajedrez es una guía para padres y docentes que quieren empezar a jugar con los niños. No se puede pretender que a los 4 años jueguen una partida entera porque es muy compleja", explicó Marina. Y agregó: "Lo que tiene de interesante este libro es que hay un capítulo que se llama Buscando la mejor jugada en la vida , donde propongo que el padre o el docente lleven al niño a pensar en el ajedrez a la vez que piensa en asuntos cotidianos de la vida, es decir, que sea un disparador de otras cuestiones, como por ejemplo, el cuidado del ambiente".
Rizzo define al ajedrez como la danza de los eternos complementarios. "Tengo una visión más pacífica del juego, que tiene ver con el crecimiento de uno como persona, no tanto con ganarle al otro. Si el otro no me juega, no me opone, yo no puedo desarrollar mi juego. Necesito que me oponga una estrategia más o menos parecida a la mía para que de ahí salga algo bueno, pero cuando no existe eso no me sirve de nada el rival, no me aporta nada", afirmó la directora.
A su vez, sostuvo que en el ajedrez, para tomar una decisión en cada jugada, uno tiene que preguntarse: "¿Por qué hizo mi oponente lo que hizo y cómo respondo yo ante eso, y ver qué consecuencias tiene la decisión que tomé? Sin querer, esto lo vas trasladando a la vida. A mí me sirvió para observar y reflexionar permanentemente sobre lo que hago, lo que soy, sobre cómo puedo mejorar, es decir, tener una actitud pensativa. Eso es lo que quiero transmitir", asevera la directora.
Marina piensa en volver algún día a competir una vez que termine de escribir su segundo libro y que los talleres se encaminen solos.
A los 43 años alega haber tenido que sortear muchos jaques en su vida.
"Lo bueno es que considero los obstáculos y errores como parte del proceso de aprendizaje. El ajedrez me enseño eso y me dio la templanza y la perseverancia para continuar y hacer del obstáculo un medio para animarme a progresar", sostiene Rizzo. Y afirma: "Hoy sé qué ficha mover y a qué casillero ir".
Por su emprendimiento El Caballito de Palermo, dedicado a la enseñanza del ajedrez, Marina Rizzo ganó el Premio Emprendedor Inicia 2008.
Esta recompensa que otorga la asociación civil tiene por objeto promover y dar a conocer a los emprendedores de nuestro país. Asimismo, intenta premiarlos por sus esfuerzos, con la difusión de su trabajo y con mayor capacitación.
Para eso, Inicia convoca anualmente a aquellas personas y organizaciones interesadas en contribuir con la comunidad con sus conocimientos, habilidades y posibilidades.
Rizzo fue premiada en 2008 por su labor como docente. En su taller, la ajedrecista les enseña a jugar a chicos que tienen entre 4 y 12 años, con un método que integra lo corporal, la creatividad y la agilidad mental.
www.lanacion.com.ar 21/02/09
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