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Cómo aplicar castigos cuando los hijos están inmersos en la tecnología; voces a favor y en contra de usar los dispositivos como accesorios para fijar los límites

La relación es directamente proporcional: mientras menos ayuda en las tareas del hogar, más límites recibe Facundo para jugar con la consola y acceder a Internet para interactuar con sus amigos en las redes sociales. Y es que los dispositivos tecnológicos se incorporaron tanto a la cotidianidad de los niños y adolescentes que se convierten en los protagonistas de las restricciones que imponen los padres cuando consideran que sus hijos necesitan recibir límites.

"En casa tratamos de explicarles a los chicos cómo se deben comportar para no llegar a la instancia de la penitencia, porque lo importante es enseñar conductas, no castigar. De todos modos, si hay que aplicar un castigo apelamos a la tecnología, porque los adolescentes están muy pendientes de ella. Entonces, le suspendemos el acceso a la consola para que no puedan comunicarse con sus amigos a través de los juegos online. En varias ocasiones les cambiamos la contraseña de la cuenta de Facebook para evitar que usen esta red social. Con respecto a la computadora, si la necesitan para estudiar y justo están en penitencia se las doy por un rato, pero luego me tienen que mostrar qué tarea escolar realizaron en la PC", explica Claudia Ullúa, una ama de casa de 44 años de Capital Federal, cuyos tres hijos tienen 14, 11 y 9.

CIBERAMISTAD

Los niños de hoy no sólo usan Internet para la diversión y el estudio, sino para comunicarse con los amigos: en la computadora usan Skype, en el celular recurren básicamente al WhatsApp y las redes sociales, y en la consola juegan y hablan con sus compañeros de colegios de manera remota, cada uno conectado desde sus casas. Por eso los entrevistados indican que la penitencia tiene que ver más con prohibir la comunicación de los hijos con los amigos que con el uso de la tecnología como entretenimiento en sí mismo.

"Jamás le diría a mis hijos que a modo de castigo no vayan a un cumpleaños porque estaría afectando a los padres que hicieron el esfuerzo en pagar y organizar una fiesta, y al cumpleañero que quiere festejarlo con sus compañeros. Además me interesa que mis chicos valoren los eventos sociales porque cada día se juntan menos en una casa ya que los encuentros están mediatizados por los dispositivos, por eso recurro a lo que más les duele: desconectarlos de sus amigos a través de las vías digitales", justifica Ullúa.

"Lo peor que le podés hacer a un chico es sacarle el celular, porque están todo el día con el WhatsApp. En cambio, la PC es un dispositivo prácticamente obsoleto, que usan cada vez menos", asegura Guillermo Parise, un consultor de San Isidro que tiene dos hijas adolescentes. Al igual que Ullúa, jamás aplica penitencias que tienen que ver con las prácticas deportivas, ya que considera

que es fundamental que ellas concurran a los entrenamientos, las clases y competencias. Por una cuestión de seguridad, en los celulares de las dos instaló la app Find my friends para saber en dónde están. Por eso no se los quita nunca. Ullúa coincide: "El castigo debe ser para ellos, no para mí".

Como explica María Elena Prenafreta, licenciada en Psicología y con una maestría en familia y parejas, hoy nuestras vidas transcurren tanto en el espacio real como en el virtual, y para los adolescentes la comunicación a través de cualquiera de estos medios es importante para su integración social, por eso los utilizan con tanta intensidad. Al respecto, la Dra. Mónica Oliver, médica psiquiatra y psicoanalista infanto-juvenil, ex jefa del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Alemán, que actualmente trabaja en la Sociedad Argentina de Pediatra, explica: "Dado que para los adolescentes la tecnología es el medio que vehiculiza lo social, y que por este medio conversan con sus pares, es importante que quitarles estos medios implica un castigo importante, ya que se le está impidiendo al hijo a que se comunique normalmente con sus pares". Según esta profesional, el eje de la cuestión no debe ser la prohibición del dispositivo, sino explicar al menor cuáles son las reglas y por qué no deben ser transgredidas.

Con respecto a los límites, más allá de cómo se plasmen, Prenafeta indica que se van colocando desde la edad temprano, a medida que se construye la relación parento-filial. "Lo importante es colocar límites que los padres puedan sostener en el tiempo. Por eso deberían definir de antemano algunas opciones para no quitarles el teléfono y entregárselos en cuanto salen de la casa."

Para el pediatra Santiago Walsh, aunque los chicos sean excelentes alumnos y manifiesten un comportamiento intachable, hay que ponerle un coto al uso de los medios digitales: "Por definición, los chicos necesitan límites para poder vivir, y esto incluye desde colocar una reja para que el niño no se caiga hasta marcarles normas y pautas de vida. En este sentido, y dado que Internet se utiliza hoy tanto para el estudio como para la diversión, hay que limitar de alguna manera su uso para que se destinen más horas del día a crear y hacer cosas manuales", opina. Oliver adhiere: al comentar que en todos los casos hay que dosificar el contacto de los menores con la tecnología porque los chicos para que éstos estimulen distintas áreas de su desarrollo. "De ninguna manera los encuentros cara a cara deben ser totalmente reemplazados por la tecnología. Los niños necesitan recibir abrazos y observar miradas, por eso hay que garantizar que los chicos también tengan su cuota de deporte, de lectura, y así con otras actividades cotidianas."

Para concluir, Prenafeta señala una contradicción que se hace evidente no sólo en el hogar, sino en los espacios públicos como los shoppings y restaurantes: "Muchos padres le dan a sus hijos pequeños la tablet, el celular o la computadora para que jueguen y no molesten. De esta manera están regulando la conducta de los chicos a través de la tecnología. Entonces, mientras de pequeños les ofrecen los dispositivos para que se calmen gracias a la fascinación que sienten por ellos, al llegar a la adolescencia se los restringen".

Por Débora Slotnisky

www.lanacion.com.ar 17/01/15