Asesoramiento y acompañamiento en la crianza y educación de los hijos.
Se brinda asesoramiento a los padres basadas en la crianza con apego y en la disciplina positiva.
Se asesora sobre los primeros aprendizajes otorgando una serie de pautas e informaciones respecto a los aspectos evolutivos, madurativos, sociales y espirituales que favorezcan el vínculo familiar y el desarrollo integral de los hijos.
Abordaje psicopedagógico integral del niño y su familia.
Se acompaña al niño desde el sufrimiento por sus dificultades de aprendizaje y se aborda la situación desde un enfoque holístico que tiene en cuenta su ser, su sentir y su hacer. Se trabaja desde el afecto y el vínculo con la familia y su vivencia en su trayectoria escolar.
La metodología de trabajo consiste en entrevistas con el niño, la familia y el niño junto a su familia.
Asesoramiento,formación e información sobre pedagogías alternativas.
Se brinda asesoramiento, información y formación acerca de las pedagogías alternativas.
Se brinda orientación y acompañamiento respecto a actividades que respeten el interés y el propio ritmo de aprendizaje de los niños basadas en las distintas propuestas que ofrecen las pedagogías alternativas.
El asesoramiento se brinda a familias y/o a grupos o instituciones...
A simple vista, Verónica parece sólo una nena, pero por dentro sus hormonas están en plena ebullición: ya empezaron a crecerle los senos, apareció algún que otro vello púbico y, muy pronto, llegará su primera menstruación. El problema es que apenas tiene 8 años, una edad muy temprana para convertirse en “señorita”. El tema preocupa a padres y especialistas porque las niñas llegan a la pubertad cada vez más jóvenes.
Un estudio del Hospital Infantil de Cincinnati, en los Estados Unidos, que publicó este mes la revista Pediatrics, reveló que en diez años se duplicó la tasa de aparición temprana de la pubertad. El trabajo examinó a 1.239 chicas de entre 6 y 12 años y encontró que a los 7 años el 16% había desarrollado senos, mientras que a los 8 años el 20% ya registraba la aparición de vello púbico. “Estas cifras son un salto alarmante en comparación con una década atrás, donde sólo el 5% de las niñas tenía signos de pubertad precoz a los 7 años y el 15% a los 8” , sostuvo Frank Biro, autor del estudio y director de medicina del adolescente de dicho hospital.
Analía Tablado, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto-Juvenil, explicó que el primer signo de pubertad en las niñas es el desarrollo del botón mamario (telarca) que se da a partir de los 10 años. La segunda etapa comienza seis meses después, con la aparición del vello púbico (pubarca) y, por último, la llegada de la primera menstruación (menarca), entre los 11 y 14 años. “Se considera que cuando la pubertad en las niñas aparece antes de los 8 años, se trata de una pubertad precoz”, señaló Tablado.
Causas. ¿Por qué ocurre este adelantamiento del desarrollo sexual? ¿Es riesgoso para las niñas? Durante el siglo XX, la edad de la menarca fue disminuyendo en los países desarrollados, principalmente a causa de las mejoras de las condiciones de vida (ver recuadro). Pero, en las últimas décadas, a estos factores positivos se sumaron varios negativos.
“La aparición temprana de la pubertad se debe a la activación precoz del eje hipotálamo-hipófiso-gonadal o a una producción exagerada de las hormonas sexuales femeninas”, explicó Enrique Berner, jefe del Servicio de Adolescencia del Hospital Argerich. Esto último, puntualizó, puede tener su origen en causas exógenas como puede ser recibir estrógenos a través de alimentos, productos cosméticos o sustancias químicas (determinados plaguicidas).
Dime qué comes. Los especialistas hacen hincapié en otro factor clave a la hora de pensar hipótesis que expliquen el por qué de esta aparición precoz de la pubertad: la obesidad.
“Hoy se cree que el adelantamiento de la pubertad tiene que ver con los malos hábitos de alimentación. El aumento de peso, en sintonía con el mal funcionamiento de la hormona tiroides, puede ser causa de un desarrollo antes de tiempo”, afirmó Berner. De hecho, el estudio publicado en Pediatrics encontró que las niñas que experimentaban un desarrollo precoz de los senos tendían a tener un mayor índice de masa corporal (IMC). “Las células grasas producen leptina, una hormona implicada en el inicio de la maduración puberal”, escribió Biro.
En la Argentina , la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud 2007, realizada por el Ministerio de Salud de la Nación , reveló que el promedio de edad para la menarca en el país es de 12,39 años. Pero cuando se comparó a las chicas con sobrepeso con aquellas de peso normal, se observó que entre las primeras la menarca ocurre casi un año antes (a los 11,52 años).
Peligros. La pubertad precoz va más allá de una tendencia llamativa y, de acuerdo a los expertos, sus consecuencias pueden ser muchas, pero la más importante es la disminución de la talla final adulta. “Las chicas no alcanzan una altura adecuada porque los huesos maduran más rápidamente, produciéndose el cierre de los cartílagos de crecimiento”, informó Berner.
El estudio norteamericano advierte, además, que el desarrollo precoz se asocia con presiones psicológicas y sociales para lo que las niñas no están preparadas, “ya que, aunque físicamente puedan parecer mayores a su edad, mentalmente son como las otras niñas de 7 y 8 años”.
También diversos estudios relacionan tener poca edad al momento de la primera menstruación con un mayor riesgo de cáncer de mama “por la exposición más temprana a los estrógenos”.
Los especialistas consultados insistieron en que es importante hacer un diagnóstico temprano de la patología, ya que existen tratamientos para inhibir o bloquear la producción hormonal. “Si a los padres les llama la atención algún evento del inicio del desarrollo, como crecer de altura muy rápidamente o el inicio de la sudoración a una edad temprana, deben consultar con el médico”, dijo Berner.
La clave está en realizar controles con un pediatra de cabecera que acompañe las distintas etapas de crecimiento de las niñas.
¿Razones sociales?
En el último siglo se observa un adelantamiento de la edad de la menarca, principalmente en los países en desarrollo. En Europa, por ejemplo, hay estudios que señalan que a principios del siglo XX la primera menstruación se presentaba a los 17 años, mientras que en la actualidad la edad de aparición descendió a los 12 años.
“Probablemente esto esté ligado a las mejoras de las condiciones de vida y el estado nutricional. Pero también influyen factores ambientales, geográficos y raciales”, explicó a PERFIL la antropóloga Alicia Orden, del Instituto de Desarrollo e Investigaciones Pediátricas Fernando Viteri, del Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata.
La también investigadora del Conicet realizó un extenso estudio entre 1.219 niñas de Santa Rosa, en La Pampa , para saber si los factores socioeconómicos y biológicos influían en la edad de la primera menstruación.
“Entre otras cosas, encontramos que el adelantamiento de la menarca está asociado al mejoramiento de las condiciones de vida. Las hijas de madres con un mayor nivel educativo tuvieron menarca más temprana que las hijas con madres con menor educación”, sostuvo Orden.
Los varones también
Aunque el fenómeno es más común en las mujeres, la pubertad precoz también puede ocurrir en los hombres. En este caso, explicaron los especialistas, se considera que un niño tiene un desarrollo sexual temprano cuando los signos de la pubertad aparecen antes de los 9 años.
“Los eventos que hacen referencia al inicio de la pubertad en el hombre pasan más desapercibidos que en la mujer. El primer signo es el crecimiento del tamaño testicular y del pene. Esto sucede hasta tres años antes de la maduración sexual”, explicó el pediatra Enrique Berner, del el Servicio de Adolescencia del Hospital Argerich.
Otro de los cambios que se producen en el cuerpo del hombre son la aparición del vello púbico, facial y en la axila; aumento de la estatura; modificaciones en la tonalidad de la voz; y la sudoración fuerte, con mal olor.
La principal consecuencia que puede traer la pubertad precoz en el niño varón es la misma que en las nenas: una altura más baja que la recomendable. También hay complicaciones psicológicas porque los chicos no se pueden adaptar a sus cambios y se ven muy diferentes a sus compañeros de clase.
www.diarioperfil.com.ar 29/08/10
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