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 Se dice que nacen con un chip incorporado, que tienen capacidades sorprendentes para adaptarse a los avances tecnológicos y que son los asesores perfectos para el uso de los últimos modelos de los teléfonos móviles y tabletas. El panorama, por cierto, desconcierta a la mayoría de los padres. De forma habitual, el foco suele aplicarse en lo que pueden hacer o no los más pequeños, en tiempos de exposición a las diversas pantallas que los rodean con el objetivo de darles el acceso en su justa medida.

Sin embargo, la lupa ahora se posa sobre los padres, responsables de la educación y la formación para la vida de los más pequeños. ¿Cómo actúan los más grandes ante el desafío de establecer reglas en un mundo cada vez más conectado? Un interesante informe regional elaborado por la asociación Chicos.net aborda éste y muchos otros temas relacionados con la presencia de la tecnología en las familias.

Según el reporte, están los padres guardaespaldas, que fomentan una postura amistosa que no desean que el uso de los teléfonos, tabletas y videojuegos condicione la relación con sus hijos; los marcadores, los adultos sobreprotectores y temerosos de la potencial mala influencia que tiene la tecnología; los sembradores, astutos en detectar de forma preventiva los riesgos, y los espías, que emplean un modelo autoritario de control que se entromete en la intimidad de los chicos.

Sea cual fuere el perfil con el que se sienta identificado, el reporte (disponible enwww.tecnologiasi.org.ar/chicosytecnologia.pdf) en ningún momento pide que los adultos tengan las respuestas a todos los interrogantes de la tecnología. No se pide que sean técnicos informáticos, sino que sean padres que se animen a involucrarse más, a jugar y explorar juntos el camino que los nuevos avances plantean en los hogares de este siglo.

Por Guillermo Tomoyose

www.lanacion.com.ar  01/03/15