Asesoramiento y acompañamiento en la crianza y educación de los hijos.
Se brinda asesoramiento a los padres basadas en la crianza con apego y en la disciplina positiva.
Se asesora sobre los primeros aprendizajes otorgando una serie de pautas e informaciones respecto a los aspectos evolutivos, madurativos, sociales y espirituales que favorezcan el vínculo familiar y el desarrollo integral de los hijos.
Abordaje psicopedagógico integral del niño y su familia.
Se acompaña al niño desde el sufrimiento por sus dificultades de aprendizaje y se aborda la situación desde un enfoque holístico que tiene en cuenta su ser, su sentir y su hacer. Se trabaja desde el afecto y el vínculo con la familia y su vivencia en su trayectoria escolar.
La metodología de trabajo consiste en entrevistas con el niño, la familia y el niño junto a su familia.
Asesoramiento,formación e información sobre pedagogías alternativas.
Se brinda asesoramiento, información y formación acerca de las pedagogías alternativas.
Se brinda orientación y acompañamiento respecto a actividades que respeten el interés y el propio ritmo de aprendizaje de los niños basadas en las distintas propuestas que ofrecen las pedagogías alternativas.
El asesoramiento se brinda a familias y/o a grupos o instituciones...
"No ir corriendo al psiquiatra", dice Juan D. Nasio
"En presencia de un adolescente difícil, nuestra mejor respuesta como padres es saber esperar el final de la tempestad", aconseja Juan David Nasio, reconocido psicoanalista y psiquiatra argentino radicado en París, y recuerda que la adolescencia es una etapa del crecimiento que tiene un inicio, pero también un final.
"Que en algún momento se termina es evidente, pero es bueno recordarlo. Son muchos los padres que recibo en mi consultorio y a los que esta palabra los alienta y les da fuerza para no reaccionar mal ante el joven y para poder tener una actitud positiva", dice Nasio, que visitó la Argentina para presentar su más reciente libro: ¿Cómo actuar con un adolescente difícil? (Editorial Paidós).
Nasio, discípulo y traductor de Lacan, además de fundador de los Seminarios Psicoanalíticos de París y autor de 20 libros, cree hasta tal punto en que debe prevalecer una actitud de calma que incluso recomienda no salir corriendo al psiquiatra ante el menor signo de un desajuste. Insta a tratar de resolver los problemas basándose en el instinto paterno, o pidiendo ayuda a la familia y amigos.
También advierte que hoy la adolescencia se está prolongando. "En los países más avanzados, donde hay más población, más Internet, más medios de comunicación, la adolescencia está empezando a los 10 u 11 años, cuando antes comenzaba a los 12."
-¿Cuáles son las causas de este inicio tan temprano?
-No se sabe bien. La menarca normalmente aparecía entre los 12 y los 13, y ahora está apareciendo a los 11. La adolescencia comienza con la pubertad, que es un fenómeno corporal, y va a terminar con un fenómeno social: cuando el joven se va de la casa de los padres y se vuelve autónomo. Pero hoy la adolescencia ntambién termina más tarde: con el desempleo, los chicos se quedan en la casa de los padres. A los 25 o incluso a los 30 siguen estando allí.
"La adolescencia es una neurosis sana, ya que es pasajera y se disuelve por sí misma. Pero con esta condición: que los padres acierten a atravesar la tempestad sin banalizar los problemas ni dramatizarlos", afirma Nasio.
-¿Cuáles son las conductas que hoy aparecen antes de lo que los padres esperan?
-El signo más típico es un comportamiento variable y con mucha brusquedad en todo lo que es sentimiento. Por momentos, el adolescente es muy cariñoso con los padres -es como un niño, y ellos están muy contentos-, y horas más tarde, es de una agresividad insoportable: nos tratan con un desprecio y con una rabia que nos asusta, y que muchas veces despierta también en nosotros rabia. También son por momentos muy activos y se lanzan a hacer proyectos, y otras veces están inactivos, como si nada tuviera valor.
-¿Còmo se explican esos cambios bruscos de comportamiento?
-Con la pubertad hay un aumento de las pulsiones, las hormonas son fuertes. Es el momento en que el adolescente tiene ganas de hacer cosas. Y a veces, al revés, de apagarse. Esto ocurre porque hay mucha fuerza en la pulsión, pero al mismo tiempo el adolescente tiene un superyó muy severo. Es como si tuviera un juez dentro de él que lo trata muy mal. Por un lado, pulsiones que suben, y por otro, un juez que le dice «callate, estúpido, guardá tu fuerza».
-Además de paciencia, ¿qué otras actitudes recomienda para lidiar con un adolescente?
-Es muy importante saber que el adolescente es muy sensible a la humillación. Entonces, el problema de los padres es, en la medida de lo posible, no decir nada que los toque en el amor propio. Porque muchas veces la agresividad del adolescente despierta nuestra agresividad, y le decimos cosas muy hirientes. Eso hay que evitarlo, porque uno mañana va a querer que su hijo sea una persona que tenga confianza en sí misma.
Por otro lado, la adolescencia es la época del estudio, y muchas veces amenazamos al adolescente, diciéndole «si no estudiás, vas a ser un inútil». Uno lo dice creyendo que el adolescente tendrá la lucidez suficiente para saber que hay que trabajar hoy para mañana recibir los frutos. Pero el adolescente no tiene esa lógica. Su lógica es vivir en el presente, no entiende el más tarde.
Por eso, el querer estimularlo con la amenaza de un futuro pesimista no funciona. El planteo debe ser por lo positivo. "Yo pienso que podés hacerlo", darle esta confianza. Y también: "Hay que estudiar porque en la edad que te toca es lo que tenés que hacer", es una obligación.
COMPORTAMIENTOS DE RIESGO
"Yo agrupo a la población adolescente en tres sectores. El mayoritario, felizmente, es el que responde a la descripción que hice de un ser con comportamientos, sentimientos y pensamientos contradictorios, difíciles de manejar, pero que responden a la turbulencia normal. Otro sector, mucho más minoritario, es del de los que tienen enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia.
Pero después tenemos un sector de adolescentes que son los que tienen comportamientos antisociales, violentos, con droga o sin ella, y a veces violentos contra ellos mismos. Pienso en los jóvenes que queman autos o que necesitan atacar el orden. Otras veces es el fenómeno de Internet, pasan horas y horas delante de las pantallas. Otro problema es la pornografía en las pantallas de Internet: es mucha excitación para una cabeza de 11 o 12 años, todavía inmadura, que no tiene la capacidad de asimilarla.
Otro punto muy importante en la población adolescente es el problema de las perturbaciones alimentarias. Aparecen la anorexia, sobre todo en las chicas, o la bulimia.
-¿Qué signos permiten distinguir entre conductas normales y peligrosas?
-Hay tres cosas que permiten a un padre o a una madre saber si ese problema del hijo se va a resolver por sí mismo o si va a haber que consultar con un profesional. Un criterio es la duración: si mi hijo está frente a la pantalla tres horas, ya es mucho. Pero si está seis o siete horas, ahí estamos ante un problema.
Un segundo criterio, muy importante, es la intensidad. Es decir, que sea algo que hace sufrir a la familia o que hace sufrir al adolescente. Si una chica, por ejemplo, hace dieta para ser delgada es una cosa; pero si eso se acompaña por hacerse vomitar o la menstruación se detiene, está mostrando que esa perturbación le trae complicaciones muy difíciles de soportar para ella o para la familia.
Y el tercer criterio, el más detectable, más visible, es la invasión en la vida del sujeto. Si un muchacho estudia, las notas son medianas y pasa tres o cuatro horas delante de la pantalla, está integrado en la vida. Si, en cambio, no estudia, está ausente de la escuela y pasa seis horas en Internet, evidentemente, la pantalla está invadiendo su vida.
Un punto importante es que no recomiendo consultar al profesional enseguida. Somos padres, tratemos de resolver las cosas nosotros. Si nos sentimos impotentes, llamemos a terceros, que sean de la familia -los abuelos, los tíos- o un amigo. Los terceros son muy buenos intervinientes, porque muchas veces resuelven el problema sin médico, sin psicólogo. Si los terceros fallan, entonces recién allí podemos ir al psicoterapeuta.
Yo recomiendo a los padres no precipitarse a los psicólogos ni a los médicos.
"Los jóvenes necesitan un encuadre"
Para Juan David Nasio, en los padres hay cierta incapacidad para gestionar los problemas de sus hijos. "A veces estamos tan mal y tan hartos, con sentimientos de impotencia, que preferimos llamar a un profesional para que se ocupe de nuestro hijo -dice-. Lo entiendo, muchas veces pasa eso. Por eso siempre recomiendo a mis colegas que reciben a adolescentes que no dejen de ocuparse de los padres. Hay que ayudarlos a tratar mejor al adolescente, jugando un rol de mediador positivo, de pacificador, para que los padres puedan continuar luego trabajando con el adolescente sin el terapeuta de por medio."
Y luego agrega: "Una buena recomendación es que si quieren atravesar la adolescencia de sus hijos de una forma que sea sobrellevable, tienen que comenzar a darle un marco a ese chico desde temprano -aconseja-. Un marco de disciplina no rígida es muy importante para empezar a educar a los chicos. Dónde se pone la ropa en la silla cuando uno se acuesta dormir, por ejemplo, que sea lo más ritual posible. Soy un ferviente partidario de los rituales".
Para Nasio, estos rituales les dan a los jóvenes un marco. "Los encuadran. Los calman -explica-. Los encuadres nos calman a todos. Eso tiene que ver con todo lo que es la vida cotidiana, incluyendo la socialización. Es muy importante que vengan amiguitos a la casa, los chicos no tienen que vivir sólo en su familia. Tienen que tratar de ir a la casa de amigos, para ver cómo funcionan otras casas. Por supuesto, hay que tomar ciertas precauciones, porque yo no puedo mandar a mi hijo a la casa de una familia que es nudista. Pero si es una familia que tiene más o menos las mismas normas sociales, la misma educación que uno, es bueno que vaya a dormir a la casa de su amigo."
JUAN DAVID NASIO
Profesión: psicoanalista Edad: 70 años Origen: Rosario, Argentina Se graduó de médico en la UBA y realizó su residencia de psiquiatría en el Hospital Evita, de Lanús. Radicado desde 1969 en París, Francia, participó de los seminarios del célebre psicoanalista francés Jacques Lacan y tradujo a su pedido sus Escritos al español. En 1971 fue designado docente de la Universidad de París VII, en la Sorbona, cargo que ocupó durante 30 años. Luego, fundó los Seminarios Psicoanalíticos de París. Es autor de más de 20 libros. En 1999, recibió la Legión de Honor, y en 2004, la Orden del Mérito.
www.lanacion.com.ar 29/05/12
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