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El nuevo concepto de "rateada" instaurado a partir de la iniciativa de dos adolescentes mendocinos a través del Facebook, que luego derivó en una convocatoria a nivel nacional para el próximo viernes 28, mantiene en alerta a padres y docentes sobre el uso irresponsable que los chicos realizan actualmente de esta nueva tecnología.

Por estos días, la conocida red social se encuentra en el ojo de la tormenta. El fenómeno de las rateadas estudiantiles que invadieron en los últimos días la Web acaparó la mirada del propio ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, y motivó una reunión en el Consejo Federal para debatir el tema con sus pares provinciales. La conclusión del encuentro fue contundente: "Ni complacencia, ni sanciones".

Al analizar el fenómeno creciente de Facebook, especialistas en educación y psicopedagogía consultados por lanacion.com insistieron en la importancia de dialogar con los adolescentes y diseñar un código compartido sobre el uso de Internet frente al (no) anonimato que plantea la red social.

Para Roxana Morduchowicz, doctora en comunicación y directora del programa Escuela y Medios, del Ministerio de Educación de la Nación , la sorpresa de los adultos se vincula más con la modalidad y el alcance de la iniciativa, que con la rateada en sí. "Antes se trataba de un acto privado, que hacían 4 o 5. Ahora esto mismo toma estado público y los seguidores son miles. Esta situación no tiene que asombrar porque se relaciona con el uso que los chicos hacen de Internet. El 90% la utiliza para chatear y el 50% para entrar a redes sociales", explicó.

Morduchowicz se refirió a la problemática bajo la mirada de la cultura juvenil y sostuvo que hay que entender el origen de la iniciativa desde ese lugar. Los errores, según indicó, sobrevienen cuando el chico no tiene interlocutores adultos con los que compartir sus experiencias.

"Los adultos deben dialogar sobre los usos de Internet y acompañarlos en la navegación. Las esferas centrales en las que se mueven los chicos son la casa y la escuela. Tienen que poder hablar de los bienes culturales que consumen para su propia seguridad", advirtió.

Silvina Gvirtz, doctora en educación, investigadora del Conicet y profesora de la universidad de San Andrés, coincidió con su colega en recordar que la picardía de la rateada no es nueva: "Decir que esto es nuevo es desconocer la historia de la escuela argentina". Subrayó, también, la necesidad de que toda la comunidad educativa esté abocada y atenta a la evolución que van ganando este tipo de iniciativas para poder frenar adecuadamente su avance.

En este sentido, la especialista se mostró contraria a la postura que adoptó el ministerio con respecto a no sancionar las rateadas. Entre las sugerencias, propuso que ante cada día de suspensión de clases, se agregue otro al final del ciclo escolar. Piensa que los chicos deben hacerse cargo de las medidas que impulsan, "sin caer en medidas de mano dura, ni en castigos inútiles".

A la hora de limitar la proliferación de esta nueva modalidad de convocatoria, los expertos consultados consideraron que es fundamental un trabajo conjunto e integral entre docentes y padres. Según describieron, este proceso impactará en la conducta de los chicos y con el tiempo contribuirá a asumir una mirada responsable sobre los contenidos que consumen y suben a la red.

Se trata de brindarles mayor atención a sus demandas y restringir, con argumentos sólidos, el tiempo que pasan frente a la computadora.

Para Paz Bourse, psicopedagoga del colegio Northbridge, esta tarea debe contemplar dos áreas: la educación en informática y la orientación familiar. Desde el colegio, puntualizó, es esencial que los chicos aprendan conocimientos básicos sobre computación, pero con algunas limitaciones. "Las escuelas deberían bloquear sitios como Facebook en las computadoras y tomar siempre esta precaución. Las redes sociales no son herramientas con función pedagógica, por más digitalizada que sea una escuela", consignó.

Bourse insistió en que los padres de los adolescentes apuesten a crear momentos para charlar con sus hijos. "Los papás tienen que tener el control y la posibilidad de mirar lo que están haciendo. Para los chicos es importante sentir que hay un adulto detrás que los está cuidando. La invasión es otra cosa. Hay que apelar al cuidado, más que al poder de policía", sugirió.

De todas formas, consideró, que frente a estas rateadas masivas debe haber una especie de sanción o actividad reparadora, que "no es lo mismo que un castigo sin sentido".

De acuerdo con la especialista en educación, el desafío consiste en unir los dos ámbitos de acción. "En los dos hay figuras de autoridad para ayudarlos. Esto implica hacer reuniones con los padres, que no siempre saben o entienden cómo funciona Internet e intercambiar opiniones y llegar al consenso".

Consejos para un uso responsable de Internet

Fuente: www.lanacion.com.ar 13/05/10