Es la meta del programa "Escuelas del mañana", en marcha en 150 favelas de Río.

Entrevista a Claudia Costil Secretaria Municipal de Educación de Río de Janeiro

Qué hacer para que los chicos de las favelas más peligrosas de Río de Janeiro no abandonen la escuela? ¿Cómo ayudarlos a superar los traumas que les provoca vivir expuestos a la violencia? ¿Cómo lograr que deseen otro futuro que el del dinero rápido que les ofrece el narcotráfico? Y, además, que cada día vayan con ganas a la escuela.La secretaria municipal de Educación de Río, Claudia Costin –la máxima autoridad educativa–, tiene una respuesta: "Escuelas del mañana", un programa de "intervención integral" que se puso en marcha este año y que busca torcer el destino de unos 95 mil chicos entre 6 y 14 años.

¿En qué contexto se desarrolla "Escuelas del mañana"?

En 150 escuelas de las favelas más peligrosas de Río, donde los chicos abandonan para trabajar para el narcotráfico o las milicias. Los milicianos, enfrentados a los narcotraficantes, buscan sustituir al Estado y les cobran a los pobres por protección y por la provisión de servicios básicos.

¿En qué consiste el programa?En primer lugar, los chicos pasan todo el día en la escuela. No queremos que estén en las calles. A la mañana tienen clase, y a la tarde un refuerzo escolar más arte y mucho deporte. Tenemos el concepto de barrio educador: en esas áreas violentas también pasan cosas muy buenas. Por ejemplo, en la favela Complexo da Maré hay grupos de danza y los llamamos para que les enseñen a los chicos. Estas clases pueden ser en una iglesia, en un templo o en una ONG. No importa dónde. Nos pegamos a los talentos locales para que los chicos aprendan y para que vean en ellos otra salida que no es la del narcotráfico. Movilizamos a los barrios para esto.

¿Cuál es la estrategia para que no abandonen la escuela?

Que la enseñanza sea muy interesante. Queremos que cada mañana digan: 'Quiero ir a la escuela'. Hicimos una investigación para ver quién tenía una propuesta atractiva de aprendizaje. Y ahí entra "Científicos del mañana", un programa de enseñanza de las ciencias con mucha experimentación y que incluye el entrenamiento de los profesores. Su implementación es un éxito y todos están muy entusiasmados.

¿Cómo enfrentan la violencia en el interior de las escuelas?

En cada escuela hay tres madres de las favelas durante los momentos de recreación de los chicos. Los psicólogos nos dijeron que esta es una presencia pacificadora, que puede inhibir la violencia. Ellas también tienen la responsabilidad de visitar la casa de los alumnos ausentes. Otro aspecto importante, es que les enseñamos a los maestros una pedagogía que intenta deshacer los bloqueos cognitivos de los chicos, producto de su exposición a la violencia. Si un niño ve cadáveres en las calles, si se debe cubrir constantemente de los tiros, no va a tener un desarrollo normal. Entonces es muy importante que la metodología de enseñanza sea la apropiada.

¿Tienen dificultades para contratar maestros?

Es difícil conseguirlos, pero los que se quedan están mucho más motivados que cualquier otro: saben que son la única alternativa para estos chicos. Y tienen el respeto de la comunidad.

¿Hay problemas de seguridad en las escuelas por la presencia del narcotráfico y de la milicia?
Para ellos, la salud y la educación no son enemigos. Simplemente no quieren a la policía en las favelas. Yo visito las escuelas dos días a la semana y nunca tuve problemas. Eso sí, mi auto tiene un cartel que dice Educación. Otro ejemplo es que cuando dos directoras dijeron que el narcotráfico las apoyaba, las apartamos, hicimos nuevas elecciones y no pasó nada.

¿Los narcotraficantes y los milicianos mandan a sus hijos a la escuela?
Sí, porque quieren un futuro diferente para sus hijos.

www.clarin.com 15/11/09

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