Gustavo vino del "medio del monte", no conocía Buenos Aires, y mucho menos las actividades culturales de "la gran ciudad". Trabaja en una escuela rural en el Lote 30, cerca de Concepción de Bermejo, en el Chaco. Tiene 18 alumnos, en el rango de 6 a 14 años. "Hay muchos repitentes y un gran nivel de deserción, los padres -en épocas de cosechas de algodón- se llevan a sus hijos tres meses con ellos y después vuelven y están atrasados en comparación con el resto."

Evitar que los chicos dejen la escuela es, entonces, el principal desafío que enfrenta Gustavo en la Escuela 722 República de Chile. El fue uno de los maestros rurales que se trasladaron hasta Buenos Aires para participar de un período de capacitación de doce días.

Por segundo año consecutivo, las fundaciones Bunge y Born y Perez Companc realizaron el curso "Herramientas de gestión para directores y supervisores en contextos rurales", que forma parte del Programa Sembrador de Ayuda a Escuelas Rurales. Un total de 50 directores y supervisores (encargados de coordinar varias escuelas de una zona determinada) de distintos puntos del país, como Salta, Tucumán, Misiones, San Luis, Corrientes, Chaco, Neuquén, entre otros, fueron becados de manera total para participar de la capacitación.

El curso estuvo dividido en tres módulos: el pedagógico, el de gestión, y el cultural. Cada uno apeló a que los participantes pudieran integrar nuevos conocimientos y herramientas para aplicar en sus escuelas.

"La idea es hacer un intercambio entre las distintas provincias, enseñarles el uso de nuevas tecnologías, darles ideas para organizar los multigrados (grados compuestos por chicos de distintas edades) y que después multipliquen lo aprendido", explicó María Elena Baggio, una de las organizadoras.

Dificultades

Alicia trabaja en Corrientes, en una comunidad aislada y muy humilde a 200 kilómetros de la capital, donde los chicos "andan descalzos". Desde hace 18 años que trabaja como maestra rural, pero recién ahora se siente "orgullosa" de su labor, "importante y reconocida".

"Allá de donde yo vengo, los chicos tienen problemas, hay algunos que no se quieren adaptar, son especiales y hay que hacer las cosas de corazón", afirmó Alicia. La directora dijo que descubrió durante la capacitación que se puede aprender mediante dinámicas de grupo y eso, aseguró, es lo primero que va a implementar cuando regrese a Paraje Toroi, donde dejó a su hija de cinco años.

Otra de las problemáticas que se repiten en las escuelas rurales tienen que ver con las emergencias. Emplazadas en lugares aislados que no cuentan con un hospital, las escuelas se convierten también en comedores, en espacios de contención y en salas de primeros auxilios. En el curso, explicó Baggio, se dictan clases sobre cómo reaccionar ante una emergencia sanitaria. "Yo ahora sé cómo hacer los masajes cardiorrespiratorios, y el ABC de los primeros auxilios", dijo Yamina Del Dó, directora de la escuela Nro. 72 Juan Bautista Ambrosetti, de Entre Ríos.

Gustavo contó que una tarde tuvo que salir corriendo de su casa porque uno de los chicos había sido mordido por una víbora venenosa. En el pueblo, relató, son todos peones de campo, nadie tiene auto, hay uno sólo y el del maestro. Estas situaciones se repiten y es importante que el maestro sepa cómo reaccionar, señaló el director chaqueño.

Las nuevas tecnologías también formaron parte del curso. "La idea es que después de terminada la capacitación sigan los intercambios entre los maestros y supervisores a través de una plataforma virtual, donde pueden compartir sus avances", afirmó Baggio.

Si bien hay provincias que tienen un alto grado de conectividad, como es el caso de San Luis, hay otras que no tienen ni agua potable, como en algunos parajes de Corrientes y de Chaco.

La gran sorpresa para muchos de los concurrentes fueron las actividades culturales. "Hay gente que nunca había ido a un teatro o un museo", aseguró uno de los maestros en la charla de despedida. "A pesar de que estamos aislados, no estamos solos. Me llevo del curso esperanza y un modelo para multiplicar en el resto de la provincia", exclamó otra.

En la jornada final del curso, los maestros asistentes se saludaron emocionados y, con sus distintas tonadas, prometieron "multiplicar lo que aprendieron". La docente del módulo pedagógico, Victoria Abregú, resumió: "Todo parece imposible hasta que se hace".

Internet rompe las distancias

Las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) son los medios que utiliza el Programa Sembrador para hacer el seguimiento de los alumnos que hicieron el curso de "Capacitación de herramientas de gestión para escuelas rurales", a través de un espacio en la Web.

"Sirve para que todos los participantes puedan subir sus planes de mejoras, cuenten su experiencia, el resto opine, y que se active así un trabajo conjunto", explicó Constanza Ortiz, coordinadora del plan.

El uso de Internet como plataforma de enseñanza se viene utilizando desde hace tiempo. "En 2008, arrancamos con un plan de cursos a distancia para maestros rurales que duran dos meses. Se dan en un aula virtual. Hay de matemática, lengua, gestión, ciencias naturales y nutrición para escuelas primarias", dijo Ortiz.

El cupo del curso es de 40 alumnos y están planeando ampliarlo el año próximo a una cantidad mayor. El supervisor de cada zona es el encargado de seleccionar a los maestros que van a participar. "Primero hacemos dos semanas de adaptación, los ayudamos porque posiblemente nunca hicieron un curso de Internet. Luego se dictan clases que proponen un enfoque distinto de cómo enseñar las materias", añadió Ortiz.

www.lanacion.com.ar 13/02/11

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