"¿Psicoqué?" es la pregunta que habremos contestado a los asombrados rostros de nuestros padres, amigos, vecinos que de forma incrédula asentían ante nuestras explicaciones. Pero me temo que todavía seguiremos durante mucho tiempo teniendo que contestar a esta pregunta solo que en su variante "¿y eso para qué sirve?
yo a mi padre le di un enorme disgusto el día que le anuncié que quería estudiar Psicopedagogía. Recuerdo una tarde me tomó por los hombros y me dijo: "Carlos, tus hermanos estudian medicina, los médicos tienen un trabajo muy bonito, ayudan a las personas, son respetados socialmente y además ganan dinero. Y dime ¿para qué sirve un psicólogo de los..."? yo en ese momento, a falta de argumentos, le miré y le dije preguntando ¿para ser feliz?..." feliz...feliz... se fue murmurando mientras daba un portacito...y desde el pasillo me gritó: "felices son los idiotas"
Pasado un tiempo, me vino como revelación, una voz que me decía "Papá ¿para qué sirve un psicopedagogo?...Mi hijo Arturo me dio la idea, esto es lo que les voy a regalar a mis alumnos, lo que yo creo, lo que pienso, lo que siento y lo que contesto cuando alguien me pregunta para qué sirve un psicopedagogo. "Para cinco cosas fundamentales..." digo seriamente mirando a los ojos a mi preguntón a la vez que levanto mi mano abierta enérgicamente mostrando los cinco dedos.
La primera, y entonces muestro el dedo índice, la psicopedagogía te hace mas inteligente porque te enseña lo poco que sabes, te enseña a saborear cada una de las cosas que vas aprendiendo y al aprender disfrutas de lo adquirido y te sorprendes de todo lo que aun te falta por aprender. El trabajo del psicopedagogo discurre por un camino en el que la búsqueda de respuestas, la formulación de hipótesis, el descubrimiento de nuevas vías, se constituyen con las herramientas más adecuadas para recorrer ese apasionante camino que nunca tiene fin. Si disfrutamos de lo que aprendemos podremos contagiar ese entusiasmo a los demás, tanto a los que enseñan como a los que aprenden.
La segunda, entonces levanto el dedo índice, la psicopedagogía te hace más alto, porque te ayuda a crecer personalmente. El trabajo del psicopedagogo te enseña a responsabilizarte de tu propia vida: la personal y la profesional, porque el trabajo en la escuela, en nuestra oficina, que es un espacio en el que podemos comprobar cómo muchas de las tensiones que se producen en ella no son mas que el reflejo de la incapacidad, del miedo, y cuando asumimos nuestra responsabilidad laboral y personal, mostramos a los demás que el error es solo una faceta mas de nuestra vida.
La tercera, y se iza el dedo anular a los anteriores, la psicopedagogía mejora nuestra capacidad de comunicarnos, nos da la posibilidad de entender a los demás, de entender a los alumnos que sufren por el fracaso propio y ajeno, de entender a los maestros. Y cuando uno es capaz de percibir en si mismo el sufrimiento ajeno, ese día se aprende que para comunicarse no son necesarias todas las palabras...
La cuarta, y se añade a los dedos anteriores el meñique, la Psicopedagogía te dota de sentido del humor, para poder desmitificar la cantidad de teorías, ideas filosóficas que a menudo nos hacen comportarnos profesional y personalmente de forma estrecha. Sentido del humor para poder reírnos de nosotros mismos, para poner en duda nuestras creencias. La Psicopedagogía nos enseña a reír, y saber reír es una buena ayuda para vivir.
La quinta y entonces la mano se abre totalmente, la Psicopedagogía te hace tener una profesión, una forma "honrada" de ganarse el sustento. Y esto es importante, nuestro trabajo va mas a allá de la vocación, de la solidaridad, de la entrega, del altruismo...nuestro trabajo exige profesionalidad, conocimientos, pericia.
Y cuando cierro la mano y vuelvo a mirar a los ojos, añado..."además sirve, a menudo, para sentirme feliz, con la sencilla e ilimitada felicidad de los idiotas"