Está entusiasmada con empezar a ejercer y tener su propio consultorio. Quiere dedicarse al psicoanálisis y poner en práctica las teorías sobre el inconsciente de Freud.

Espera ser buena consejera después de sortear tantas batallas. La mendocina Gisela Ruíz (23), ciega de nacimiento, alcanzó la meta académica más alta de su promoción. Con 9,17 de promedio, ayer fue designada abanderada en la Facultad de Psicología de la Universidad del Aconcagua. En su historia personal valió la pena repetirse varias veces “se puede”. Nació con amaurosis congénita de Leber. Esto significa que tiene un alto nivel de disminución de la vista. Sólo puede distinguir las luces fuertes, por lo que sabe si es de día o de noche, pero nada más.

“Fue difícil la adaptación al estudio, pero pude lograrlo con esfuerzo y dedicación”, dice Gisela, que cursa el quinto año de Psicología. Y confiesa: “Mis padres han sido los grandes pilares en toda mi carrera”. Sin embargo, su madre asegura que es ella quien les da fuerza. “Es optimista por naturaleza, tiene mucho empuje”, dice la mamá, María Amparo.El único hermano de Gisela, Iván (14), también es ciego. “Esto no ha sido fácil para la familia. Hemos llegado muy lejos”, comenta la mamá. Cada mañana, Gisela llega a las 8 a cursar en la ciudad de Mendoza. La lleva su mamá en auto y ella regresa sola, en colectivo, hasta su casa en Las Heras, una de las comunas del Gran Mendoza. Gisela recibió estimulación temprana en la escuela para no videntes Helen Keller. A los 6 años aprendió el sistema Braille.

Siempre fue a escuelas públicas comunes. Poco a poco fue tomando confianza y se destacó en los estudios. En el secundario también fue abanderada, con un promedio final de 9,76. Al principio, su mamá y la maestra integradora le transcribían las tareas para que las docentes las pudieran corregir. En la secundaria, Gisela no necesitó más asistencia. “Escribía las tareas en Braille y luego las repetía en forma oral para que me corrigieran los maestros”, contó. Para estudiar en la universidad utiliza un lector de pantalla, un programa que reproduce en forma oral los textos escaneados de los libros.

Toma sus apuntes en una netbook y allí hace sus trabajos prácticos. La mayoría de los exámenes los rindió como orales.Toda la familia y su numeroso grupo de amigos, con los que les gusta salir los fines de semana, fueron a alentarla durante la jura de la Bandera. “Es brillante”, dijo el decano de la facultad de Psicología, Hugo Luipiañez.  Gisela lleva aprobadas más del 70 por ciento de las materias. Su papá, empleado en una estación de servicio, y su mamá, ama de casa, jamás soñaron llegar tan alto. “Me parece mentira el camino recorrido. Esto nos ha pillado de sorpresa”, reveló la mamá. Gisela sostiene con fuerza la Bandera. Está feliz. Volvió a demostrar que se puede.

www.clarin.com 12/04/12

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