En verano, los padres enfrentan el desafío de proponerles a sus hijos oportunidades de aprendizaje que enriquezcan su universo cultural y estimulen sus capacidades.

El despertador ya no suena tan temprano; el desayuno se vuelve un momento apacible y no una carrera atragantada para salir corriendo a la escuela; a la tarde no hay que hacer la tarea ni estudiar... Algunos afortunados incluso reemplazan el cemento de la ciudad por la playa, las montañas o el verde pampeano.

Para los chicos, todo cambia en las vacaciones. Difícilmente haya un momento más esperado que el del último timbre de diciembre.

Pero el fin de las clases no significa que los chicos dejen de aprender:el tiempo libre también es una fuente constante de aprendizajes. En las vacaciones, la educación no se interrumpe, sino que cambia sus formas. Y de los padres depende que sus hijos puedan acceder a oportunidades de aprendizaje que les permitan utilizar mejor el tiempo durante esos meses sin horarios ni guardapolvo.

La escuela no es el único ámbito educativo: la educación es un proceso permanente, que abarca todas las esferas de la vida. Mientras el colegio ofrece situaciones más estructuradas de enseñanza-aprendizaje –la denominada educación formal–, la vida cotidiana está plagada de aprendizajes informales.

Las especialistas Graciela Cardarelli y Lea Waldmann elaboraron para la cátedra de Educación No Formal de la Universidad Católica Argentina un documento que explica qué es la educación informal: “Hoy nadie discute que las personas continúan aprendiendo a partir de sus expectativas y trayectoria de vida, y son capaces de absorber conocimiento e ideas viendo programas de TV, visitando museos, observando el comportamiento de sus padres, amigos, etc.”.

El aprendizaje informal sería, entonces, el que se da de manera espontánea, por fuera de la escuela, a través de la experiencia. Tiene que ver con los hábitos de los chicos, desde mirar televisión hasta navegar en Internet. Precisamente las nuevas tecnologías han multiplicado estas oportunidades de aprendizaje, porque facilitan el acceso a la información en cualquier momento y lugar.

Es lo que Nicholas Burbules, especialista en educación y tecnología, denomina el aprendizaje ubicuo: “Es un aprendizaje en cualquier momento, en cualquier lugar. Gracias a Internet, podés buscar información cuando querés; podés acceder al conocimiento en cualquier momento. Las oportunidades de aprendizaje están a mano todo el tiempo: en la escuela, en el bar, en casa”.

La idea del aprendizaje ubicuo supone que la escuela no tiene el monopolio del aprendizaje. Para Burbules, hoy resulta clave entender que el aprendizaje es continuo: “En una cultura del aprendizaje ubicuo, aprendés las cosas en el contexto en que las vas a usar. El aprendizaje ya no es una preparación para la vida, sino que está mucho más integrado con las actividades cotidianas”, dijo en una entrevista conClarín Educación.

La educación permanente invita a repensar las fronteras de laintervención de los padres en los aprendizajes de sus hijos. Si durante el año el desafío es acompañar los procesos que impulsan los docentes desde la escuela, en las vacaciones el reto será ayudar a los chicos a aprovechar el tiempo libre. Mariana Vázquez, maestra de primaria y profesora de Artística y Plástica en el Colegio San Fernando de Hurlingham, señala: “El tiempo libre es tiempo a nuestra disposición que podemos utilizar adecuadamente o malgastar. Cuando utilizamos el tiempo libre de forma creativa, desarrollando capacidades, favoreciendo el equilibrio personal y enriqueciendo nuestra experiencia, estamos llenando de contenido nuestra vida y dando al tiempo libre una dimensión de enriquecimiento personal”.

www.clarin.com  13/01/14

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