Asesoramiento y acompañamiento en la crianza y educación de los hijos.
Se brinda asesoramiento a los padres basadas en la crianza con apego y en la disciplina positiva.
Se asesora sobre los primeros aprendizajes otorgando una serie de pautas e informaciones respecto a los aspectos evolutivos, madurativos, sociales y espirituales que favorezcan el vínculo familiar y el desarrollo integral de los hijos.
Abordaje psicopedagógico integral del niño y su familia.
Se acompaña al niño desde el sufrimiento por sus dificultades de aprendizaje y se aborda la situación desde un enfoque holístico que tiene en cuenta su ser, su sentir y su hacer. Se trabaja desde el afecto y el vínculo con la familia y su vivencia en su trayectoria escolar.
La metodología de trabajo consiste en entrevistas con el niño, la familia y el niño junto a su familia.
Asesoramiento,formación e información sobre pedagogías alternativas.
Se brinda asesoramiento, información y formación acerca de las pedagogías alternativas.
Se brinda orientación y acompañamiento respecto a actividades que respeten el interés y el propio ritmo de aprendizaje de los niños basadas en las distintas propuestas que ofrecen las pedagogías alternativas.
El asesoramiento se brinda a familias y/o a grupos o instituciones...
Ante el avance de la tecnología en el hogar y del sedentarismo, las colonias enfrentan el desafío de fomentar el aprendizaje en valores, el cuidado del cuerpo y el trabajo en equipo. Un espacio muy distinto al de la rutina deportiva escolar, en el que predomina el color verde, la sensación de libertad y el juego.
No es lo mismo patear una pelota en un club que hacer el ademán de patear una pelota con la Wii (una de las consolas de juegos más populares). Inevitablemente el verano para los pibes se presta cada vez más para lo segundo. Según un informe de 2012 del Ministerio de Salud de La Nación el 54% de la población argentina es sedentaria y podría llegar al 65% en 2016. Asimismo, en el Simposio de Cambio de Conductas de la Serie Científica Latinoamérica, realizado en México en noviembre del año pasado, se advirtió sobre los riesgos de estar mucho tiempo sentado.
Para evitar que la gran oferta tecnológica cope los hogares en vacaciones todavía existen las colonias, algunas de las cuales desarrollan propuestas novedosas que pueden convocar a los chicos tanto o más que los juegos estáticos frente al televisor. Se trata de un espacio muy distinto al de la rutina deportiva escolar. Predomina el color verde, la sensación de libertad y el juego. No hace falta que suene ningún timbre porque todo el tiempo es recreo. El objetivo principal es el movimiento del cuerpo a partir de la diversión. Lucila Piñeiro, coordinadora de Colonia del Club de Empleados del Banco Francés, comenta: “Cada vez hay más sedentarismo infantil y en la colonia detectamos año a año más chicos obesos. Entonces, tratamos de que encuentren gusto por la actividad física, que empiecen a sentir el disfrute por el movimiento”.
“La idea es ir a descubrir y experimentar cosas que no se reciben durante el año: es una espacio de juego, de duda, de placer. Mientras las maestras de grado se encargan de la lecto-escritura y las operaciones matemáticas, los profesores de educación física deberíamos poder alfabetizar los cuerpos, enseñar el lenguaje corporal”, explica Juan Agustín Madueño, regente de Recreación de ISTLyR (Instituto Superior de Tiempo Libre y Recreación). En este sentido, el verano da la licencia para nuevas experiencias que, a veces, pueden redundar en la elección de alguna actividad deportiva que tenga continuidad durante el año. “Está bueno que los chicos experimenten dos o tres deportes y decante cuál es el deseo genuino. Porque quizás el chico se entusiasma porque vio a Del Potro, compra la raqueta y a los dos meses abandona. Antes de llegar a eso hay que dialogar con ellos, inculcarles lo importante de tomar este tipo de decisiones y hacerse responsables de ellas, y hacer de la experiencia algo significativo”, enfatiza Madueño.
Los especialistas coinciden en que para “enganchar” a esta generación de niños más “quietos” la clave es ofrecerles una propuesta atractiva: Que la colonia no sea una extensión del esquema escolar, es decir que no predomine lo estructurado y rutinario. Que cuente con espacios al aire libre, material para hacer distintos deportes y un programa que brinde diferentes prácticas para cada día. Y, sobre todo, que sea un lugar en el que los niños y preadolescentes se sientan cuidados y motivados a aprender y pasarla bien. Román Barrós, Psicólogo con posgrado en Psicología aplicada al Deporte y Profesor de Educación Física, dice: “Un chico no tendría que sentir que está siendo depositado en un lugar porque los viejos laburan y no les queda otra. Debería sentir que hay un interés del adulto por que se divierta, por estar cuidado y generar afecto”.
Ahora bien, a la colonia no se va a competir o a desarrollar un talento deportivo, se va a jugar. Se trata de una iniciación que transita distintos niveles según la edad: “De 4 a 5 años se lleva a cabo la iniciación al movimiento, de 6 a 8 se plantean juegos pre-deportivos que tienen muchas menos reglas que el deporte formal y están adaptados a las posibilidades de esos chicos. Esa adaptación la van improvisando los profesores y las nuevas reglas obligan a los niños a modificar el esquema de aprendizaje, a pensar cómo conviene jugar con esas modificaciones y les despierta la creatividad, parte de lo que más adelante será la táctica. De 9 a 10 años los juegos pueden contener más reglas y otras complejidades, y de 11 a 13 se desarrollan los deportes tradicionales pero con el material adaptado a la contextura física de los pibes que ya tienen noción acerca de jugar en equipo y cumplir roles”, detalla Barrós.
Superado el calentamiento y una vez en la cancha, el deporte se convierte en la excusa para esparcirse, socializar, aprender de compañerismo, entender de reglamentos e incorporar los códigos del juego en equipo. “Además del movimiento vamos incorporandohábitos de higiene, habilidades y destrezas. También fomentamos la solidaridad, el respeto por las ideas de los demás y tratamos de que sean ellos los que piensen, los que propongan, y se vayan manejando con cierta independencia”, completa Piñeiro.
Moverse, jugar, hacer amigos, compartir, divertirse, expresarse, experimentar, elegir. Todo esto y más puede ofrecerles el verano a los más pequeños mientras los padres trabajan. No es cuestión de poner a competir la oferta tecnológica u otro tipo de actividades con el deporte, sino de darle el espacio necesario a las prácticas que con el paso del tiempo se convertirán en hábitos. Melina Asorey, Profesora y Licenciada en Actividad Física y Deporte, jugadora federada de Hockey durante 18 años, asegura: “El deporte me dio valores y el estilo de vida que llevo. Me encanta seguir haciendo actividad física, salir a correr, andar en bicicleta, hacer una vida sana. Ni loca me quedo en casa un día lindo. Eso me lo dio el deporte. Se trata de crear un hábito y cuanto más chiquitos se los inculque, mejor”.
www.clarin.com 21/01/14
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