POR DIANA COSTA*

La violencia entre pares no solo se da en la escuela: también en las redes los adolescentes están expuestos a la agresión, el hostigamiento y la estigmatización. En estos ámbitos virtuales aumenta la vulnerabilidad de la víctima, porque puede recibir mensajes indeseados en cualquier momento.

A menudo se informan públicamente casos graves en los que los adolescentes son protagonistas de la intimidación entre pares. A diferencia de la violencia ocasional por razones circunstanciales, el bullying o el acoso es un fenómeno social complejo por los diferentes comportamientos de los integrantes del grupo de pares.

Se trata de una conducta dañina e intencional, realizada en forma repetida, sistemática y dirigida hacia una víctima a quien le resulta difícil defenderse. Los involucrados juegan distintos papeles: el agresor, quien organiza, dirige o manipula; el seguidor, quien ayuda y apoya la agresión; los observadores, que pueden tener un rol pasivo, defender a la víctima o alentar al agresor; y por supuesto, la víctima.

Para identificar el bullying, se deben considerar sus indicios y su frecuencia. Los jóvenes acosados son víctimas de bromas desagradables y de burlas repetidas; están apartados en el recreo; en los trabajos o juegos de equipo son los últimos en ser elegidos; se observa un gradual deterioro en su desempeño escolar. Al regresar a su casa tienen la ropa desordenada o rota; los libros rotos; casi nunca los invitan a fiestas y es probable que no tengan interés en organizarlas ellos. No duermen tranquilos debido a pesadillas o insomnio; presentan un aspecto triste, cambios de humor inesperados, irritabilidad y enojos repentinos. Incluso es común que sientan temor de ir a la escuela por las mañanas.

Por otro lado, partiendo del concepto de "acoso escolar" se pueden entender también otras situaciones similares en espacios extraescolares a los que concurren adolescentes, por ejemplo clubes o colonias de vacaciones.

El espacio virtual puede convertirse en un espacio más para la intimidación entre pares: en este caso hablamos de "ciberbullying". Se trata también de una conducta agresiva e intencional, repetida frecuentemente, pero utilizando dispositivos electrónicos sobre una víctima que no puede defenderse por sí misma. Esta nueva modalidad de bullying tiene sus propias características. El anonimato del agresor–a través del uso de pseudónimos o nombres falsos para acosar a la víctima– facilita la agresión y la impunidad, haciendo más indefensa a la víctima.

Además, las agresiones electrónicas suelen difundirse muy rápidamente a un gran número de personas. Este tipo de acoso decarácter más público que las agresiones tradicionales, aumenta el sentimiento de vulnerabilidad de la víctima ya que no se siente segura en ningún momento ni lugar: a cada instante puede recibir mensajes y llamadas no deseadas por el móvil; en todo momento puede ser víctima de agresiones en cualquier sitio de la red virtual.

Existen distintos tipos de agresiones electrónicas, como el hostigamiento (envío y difusión de mensajes ofensivos); la persecución (envío de mensajes amenazantes); la denigración (difusión de rumores sobre la víctima); la violación de la intimidad (difusión de secretos de la víctima); la exclusión social (exclusión deliberada de la víctima de grupos en la red); y la suplantación de la identidad (envío de mensajes maliciosos haciéndose pasar por la víctima).

Son escasos los estudios científicos al respecto en nuestro medio. Es importante investigar el fenómeno a nivel local para poder desarrollar pautas propias para la intervención y prevención, y así poder revertir estas situaciones.

*Profesora de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE)

www.clarin.com 2/10/13

• Previo
• Siguiente