Asesoramiento y acompañamiento en la crianza y educación de los hijos.
Se brinda asesoramiento a los padres basadas en la crianza con apego y en la disciplina positiva.
Se asesora sobre los primeros aprendizajes otorgando una serie de pautas e informaciones respecto a los aspectos evolutivos, madurativos, sociales y espirituales que favorezcan el vínculo familiar y el desarrollo integral de los hijos.
Abordaje psicopedagógico integral del niño y su familia.
Se acompaña al niño desde el sufrimiento por sus dificultades de aprendizaje y se aborda la situación desde un enfoque holístico que tiene en cuenta su ser, su sentir y su hacer. Se trabaja desde el afecto y el vínculo con la familia y su vivencia en su trayectoria escolar.
La metodología de trabajo consiste en entrevistas con el niño, la familia y el niño junto a su familia.
Asesoramiento,formación e información sobre pedagogías alternativas.
Se brinda asesoramiento, información y formación acerca de las pedagogías alternativas.
Se brinda orientación y acompañamiento respecto a actividades que respeten el interés y el propio ritmo de aprendizaje de los niños basadas en las distintas propuestas que ofrecen las pedagogías alternativas.
El asesoramiento se brinda a familias y/o a grupos o instituciones...
Cómo pueden los padres y los docentes ayudar a los chicos en esta difícil etapa.
Pasó diciembre, enero fue un suspiro y, en febrero, llega el momento de poner manos a la obra. Al menos en los hogares en los que los chicos deben rendir las materias que no han aprobado el año pasado. Los tradicionales exámenes de marzo, que ahora por cuestiones de calendario han pasado para estas semanas de febrero, son el momento en el que muchos se juegan el año y puede ser una experiencia traumática.
¿Qué hacer, entonces, para combatir la ansiedad?, ¿Cómo garantizar que el chico se sienta preparado para rendir su examen?
Un examen, como explica Mario Carretero, especialista en desarrollo cognitivo y profesor de Flacso y de la Universidad Autónoma de Madrid, es una instancia en la que el chico evaluado “está ante el miedo de saber lo que los demás piensan de él”. Es decir, es medido. La labor de docentes y padres consiste en brindarles confianza y preparación a los estudiantes.
¿Es posible evitar el temor? Probablemente sea difícil de lograr, pero los padres tienen a mano la posibilidad de confiar y dotar de apoyo a sus hijos. La mayor parte de los especialistas y docentes explican que los casos en los que los alumnos no reciben apoyo de sus padres, son los más dificultosos.
“Muchos alumnos dicen que no les da la cabeza y cuando uno les pregunta de dónde lo han sacado, dicen que lo han escuchado de sus padres”, explica Silvia Cucchiaro, vicedirectora y profesora de inglés de la Escuela Nº5 D.E 2 “Bartolomé Mitre”. La experimentada docente insiste en que “los padres deben garantizar que vayan a la orientación, crucial para que sepan de boca de los profesores los temas. Luego deben apoyarlos”.
En ese sentido, Cucchiaro expresa lo que muchos especialistas en educación destacan: la relevancia del afecto en el aprendizaje es crucial. La psicopedagoga y profesora universitaria Cecilia Kornblit destaca la “singularidad” de cada chico y la necesidad de atender a esas diferencias para “acompañarlos según lo que precise cada uno”. La especialista destaca que a la dificultad del examen, se debe sumar la “urgencia y angustia que pueden sentir” y advierte que “será más llevadera si los padres los ayudan sin sobre exigirlos”.
Otro eje fundamental es la colaboración de adultos en el contenido y evaluación de los avances. Los chicos, dice Cucchiaro, requieren de autonomía, pero también de seguimiento. La ausencia de los padres, el desinterés, la falta de un proyecto de vida que incluya el estudio o la necesidad de trabajar, son los mayores problemas que enfrenta la educación.
Una de las causas que alejan a los padres del estudio de sus hijos es la falsa idea de que, sin conocimientos académicos, no se puede ayudar. Siempre será posible “acompañar en los procesos”, como proponen Cucchiaro y Kornblit. Más aún, teniendo en cuenta que los procesos son “particulares e individuales”. “Los padres pueden ayudar chequeando los materiales, atentos a sus necesidades, más allá del conocimiento académico”, insiste la docente. Todos coinciden: es notoria la diferencia entre chicos que reciben contención en sus casas y los que no.
Los docentes también son responsables en el correcto desarrollo de esta etapa. Es normal que los alumnos no conozcan los programas y materiales a rendir, por eso es crucial el período de orientación. Kornblit destaca la necesidad de fortalecer el diálogo entre docentes y evaluados, con el motivo de quitar el temor que estos exámenes provocan. Explicitar los temas que serán evaluados refuerza el entendimiento y organización de los alumnos.
Si bien no existen recetarios sobre el buen manejo de un examen, no quiere decir que se abandone el intento por ayudar en los procesos de cada chico. Como “no se gana nada generalizando”, Kornblit propone “tener en cuenta el particular modo de cada adolescente de enfrentar estas situaciones críticas, especialmente cuando las materias a rendir son varias y cuando está en juego el pasar o no de año”. En ese sentido, deberán atenderse estas diferencias para definir las estrategias. Hay quienes se llevan mejor con exámenes orales, otros con escritos, con cuadros y síntesis, mientras que otros hacen buenos resúmenes. Lo importante es que todos tengan las condiciones necesarias para su preparación.
Consejos para padres
Acompañar a los chicos en su preparación. Garantizar que vayan a la orientación y sepan lo que les tomarán. Si no pueden ir a las clases de apoyo, los profesores particulares pueden ayudar en última instancia.
Todos los padres pueden ayudar. No es necesario tener conocimientos académicos, se pueden tomar lecciones con la carpeta o los cuadernillos a mano. Es fundamental el apoyo emocional.
Incentivar la autonomía de los chicos en su preparación, pero sin dejar de atender a las necesidades y límites que cada uno demuestra en su comportamiento. El seguimiento es crucial.
Guiarlos en la creación de sus propios métodos de estudio. Escucharlos sin juzgarlos y no sobre exigirlos. Cada cuál tendrá predilección por herramientas diferentes: ayudarlos a hallar la más útil y cómoda para ellos.
Proveer de espacios adecuados. Los chicos deben tener su propio lugar, con buena iluminación, ventilado y sin muchos ruidos. Se debe respetar los tiempos de cada uno y asignar espacios de recreación y descanso. No es bueno que pasen demasiadas horas estudiando sin despejarse.
Animarlos siempre. Jamás dejar de lado el apoyo. Lo principal es la motivación.
Por Brian Majlin
www.clarin.com 19/02/12
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