Los especialistas recomiendan buscar las causas del problema

Ante un boletín con muchas malas noticias padres e hijos tienen un "trabajo" que hacer, según sugieren los expertos en educación y psicopedagogía.

La psicóloga y docente Gloria Alrá describe ese "trabajo" como la identificación de cuáles y de quiénes son los problemas. Según la profesional, supervisora del Centro Dos, es necesario discernir si el estudiante llegó a esa situación porque no se ocupó, por dificultades objetivas en el proceso de aprendizaje o en su vida en general.

"No aprobar las materias puede llegar a ser un mensaje que el chico quiere hacer llegar a sus padres y que, según el adolescente, ellos no entendieron o no quisieron ver", dijo Alrá.

Si se verifica que las causas del bajo rendimiento académico no fueron problemas intelectuales objetivos, sino la desatención o "vagancia", según Alrá, "lo mejor que le puede pasar al chico es tener que hacerse cargo de las consecuencias de lo que no hizo. Que busque la forma de arreglarse; de conseguir los libros, las carpetas y organizarse para estudiar".

La profesional advierte que muchos adultos asumen el problema como propio -dejan ellos de ir de vacaciones o de hacer lo que tienen que hacer- y de esa forma no ayudan al adolescente. Tampoco ayudan a los estudiantes los adultos que proyectan en ellos sus propias historias de éxito o fracaso. "Si fui un buen alumno, mi hijo también debe serlo", o "si fui un fracasado, mi hijo tiene que ser exitoso".

Si el origen de las malas notas supera el uso libre de la voluntad -no saber estudiar, problemas emocionales de mucho peso u otras dificultades-, es probable que resulte difícil esperar muy buenos resultados. Las malas notas en la escuela serán, entonces, la mejor señal de esos problemas que requieren urgente atención por parte de los adultos.

A la hora de tomar la decisión de preparar las materias, los consejos más comunes son: armar un cronograma con las fechas y tiempos que se dedicarán al estudio; prever un lugar adecuado (en la casa propia o en la de un familiar o amigo, o pedir un espacio en la escuela); reunir el programa de la materia, carpeta de apuntes, fotocopias o libros de textos; pedir ayuda al docente respectivo, a algún familiar o amigo, y controlar uno mismo o un adulto, cada dos o tres días, el cumplimiento del cronograma o las dificultades que pudieron haberse presentado para buscar solucionarlas a tiempo.

www.lanacion.com.ar 05/11/12

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