Fernando Armoa tiene 21 años y se crió en la Villa Itatí. Cuando era chiquito cartoneaba junto a su familia por la mañana e iba "como podía" a la escuela por la tarde. Por varios años fue alumno del apoyo escolar en la Cooperativa de Cartoneros del barrio, lo que le permitió terminar la escuela.
Como Fernando, hay muchos jóvenes hijos de cartoneros que, gracias a la contención que recibieron en la institución, más el esfuerzo y la voluntad propia, lograron salir adelante y hoy estudian una carrera universitaria.
"Entré a la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y voy a seguir Terapia Preocupacional", dice el joven, con una sonrisa en la cara, sentado en lo que quedó del galpón donde funcionaba el apoyo escolar.
Cuenta que pasó por varias